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El mundo por de dentro

Antonio Balibrea

«Café para todos», pero federal

Yo quiero «café para todos», o al menos que todos puedan pedir su café. Me explico: teniendo en cuenta el porcentaje de renta y población que representa el País Vasco, éste sufraga los gastos del Gobierno central que benefician a sus habitantes como asuntos exteriores, defensa, etcétera, y los que continúa teniendo en la Comunidad Autónoma Vasca de forma directa por servicios que presta allí ?Guardia Civil, o las infraestructuras estatales, la Y de la alta velocidad, por ejemplo? Euskadi debe aportar al Estado el 6,24% del total que tiene que gastar el Gobierno central en Asuntos Exteriores, Defensa, Interior, Infraestructuras supracomunitarias y poco más. Son competencias exclusivas que la Administración central presta. Como las diputaciones forales vascas recaudan todo, le pagan a la Hacienda central sus servicios exclusivos, la proporción que les corresponde sería el 6,24% de esos gastos del Estado. Es lo que se llama el cupo vasco. En 2007 se establecía que los gastos exclusivos del Estado equivalían a 85.752,6 millones de euros lo que habría supuesto alrededor de 5.000 millones, de ahí se descuentan una serie de partidas ?servicios estales que presta la Comunidad, IVA, el déficit, etcétera? y las diputaciones forales pagaron en aquel entonce un cupo líquido de 1.600 millones de euros, más la aportación al Fondo de Compensación Interterritorial. Las diputaciones forales siguen exactamente el mismo procedimiento con su propio gobierno vasco.

Este sistema lo mantuvo Franco en Álava durante la dictadura como premio por haber sido franquista. Y también Navarra mantuvo por el mismo motivo su régimen foral, muy parecido al vasco. En Navarra, el porcentaje de renta y población que representa es del 1,6%, sería su cupo. El de la Comunidad Valenciana siguiendo la misma lógica estaría en torno al 9%. En 2007 habríamos aportado unos 7.700 millones, con ajustes serían la mitad o menos. Y el resto de lo recaudado en la Comunidad se habría gestionado en la Comunidad. Seguro que ni tendríamos déficit, ni deuda histórica, ni dependeríamos tanto del famoso FLA (Fondo de Liquidez Autonómico), o sea, de Montoro. Y además, fijo,tendríamos mejores servicios.

El nucleo crítico, el meollo en castizo, de un Estado Federal es exactamente esto. ¿Cuáles son las competencias que sólo son competencia del Estado?, ¿cuánto cuesta prestarlas?, y a cómo tocamos el cupo para todas las comunidades. Y el resto de lo recaudado, dentro siempre de los topes establecido por la Ley cada uno lo gasta como estime oportuno, garantizando los servicios mínimos establecidos en la Constitución y las leyes. Estados Unidos es un sistema federal parecido, y hasta Franco lo aceptó en Álava y Navarra. Y no parece que les haya ido mal, ya que la calidad de los servicios en las comunidades forales es bastante superior. Transformar el Estado de las Autonomías y el farragoso y ambiguo Título VIII de la Constitución en un Estado Federal requiere vencer las resistencias de las élites burocráticas ?a la que pertenece gran parte de la clase política? y requiere una decidida voluntad política para delimitar las competencias exclusivas de la Administración central del Estado. Calcular el cupo que correspondería a cada Comunidad ?o naciones que integran la nación española, o sea España, que quede claro? y, por lo tanto, la suma de los porcentajes debería sumar cien. El concierto económico se negocia quinquenalmente, y es donde se realizan los otros ajustes; el que le han hecho al PNV para que vote el presupuesto requeriría muchas explicaciones.

El problema social y económico de fondo hoy, con la Constitución hace cuarenta años, y en la II República, era y es articular los intereses de la burguesía central con los intereses de la burguesía «periférica», vasca y catalana en el siglo pasado. Hoy esas burguesías, grupos empresariales y financieros, han crecido tambien en las otras «periferias» y tiene un peso importante, basta pensar en Cantabria, Galicia, Comunidad Valenciana, incluso en las entonces feudales Castilla o Andalucía. El problema autonómico no es sólo de Cataluña o Euskadi, es también y lo será cada vez más de todas las comunidades, por eso hace falta un Estado Federal. Las comunidades históricas tienen sus derechos y los demás también debemos poder tenerlos. «Café para todos», que algunos niegan. Y una ley sobre la capitalidad para Madrid ?como la tiene Washington DC? para compensar los pros y contras de ser sede del Gobierno del Estado.

Resolver el tema catalán, también nuestra infrafinanciación pasa por un Estado Federal.

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