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A dos centímetros

Javier Prats

Quizá sea tarde

Abuenas horas llega el cese de Sofía Clar. Al menos eso es lo que pensará Mercedes Alonso después de la que se montó en su equipo de gobierno tras la destitución de Cristina Martínez al frente de Atención Primaria, marcha avalada y quizá «provocada» en parte por la actitud y pasividad de la hasta hace un día directora general de Asistencia Sanitaria y la falta de cintura política de la regidora ilicitana. Y es que Martínez y Clar llevaron una relación profesional excelente -diría que de amistad- hasta que nombraron gerente del Hospital General de Elche a Joaquín López Moreno, persona, por decirlo así, que no era de la cuerda de Sofía Clar, quien por aquel entonces era directora de Atención Primaria. Sin embargo, cosas de la vida, pasó todo lo contrario entre Martínez y el nuevo gerente. Su comunicación y colaboración en el trabajo fue total, lo que parece que no gustó nada a la que posteriormente sería la jefa directa de Martínez, con la que siempre había mantenido una relación excelente.

El desencuentro entre este gerente y Clar benefició a esta última con la llegada de Manuel Llombart como nuevo conseller de Sanidad. Supuso para ella un balón de oxígeno y una «venganza» perfecta para que la que iba a ser nombrada directora general de Asistencia Sanitaria. Y todo se precipitó. Se designó como nuevo responsable del Hospital General de Elche a Antonio Roberto Muñoz, en detrimento de López Moreno, y a Cristina Martínez se le ofreció, según ella, cualquier puesto de responsabilidad en la Administración sanitaria pero, eso sí, fuera de Elche. No la querían al lado del nuevo director del hospital. Sin embargo, la negativa de ésta a desplazarse de su ciudad -era edil de Sanidad y Alonso quería que estuviera en Atención Primaria, pero no tuvo el coraje suficiente para que Fabra la mantuviera- significó el inicio de una «guerra» larvada que no sólo acabó con el despido de Martínez tras denunciar en el pleno de junio que había que luchar por preservar y mejorar la calidad y la igualdad sanitaria en la ciudad, sino con el equipo de gobierno de Alonso, que perdió la mayoría absoluta y que ha puesto en jaque el futuro político de la regidora.

Pero nunca es tarde si la dicha es buena. En el Ministerio de Sanidad ha habido un cambio significativo. Ana Mato, que tenía que haber sido relevada de su cargo hace más de un año por su presunta implicación en el caso Gürtel -parece que a la ex ministra le gustaba viajar y los productos Louis Vuitton- o por su nefasta gestión en la crisis del ébola, ha sido sustituida por Alfonso Alonso, un hombre de reconocida solvencia. De hecho ha colocado de número dos a Rubén Moreno, hasta ahora portavoz de Sanidad del grupo popular en el Congreso y que fue subsecretario de este área en la Generalitat Valenciana y director general del Servicio Valenciano de Salud. Quién sabe si estas modificaciones en el Ministerio causan efecto dominó y provocan cambios de cromos más que necesarios en la Sanidad valenciana. Cristina Martínez fue la primera víctima de esta tormenta perfecta, pero uno de sus «verdugos» ha caído ya. La pena, pensará Alonso, es por qué Llombart no destituyó a Clar antes para haber evitado que la alcaldesa -clara favorita hasta junio para repetir al frente del Ayuntamiento de Elche-sufra el calvario que está pasando durante estos últimos meses. Quizás es demasiado tarde para todo, o quizá no. De momento hay partido, ya veremos en las elecciones de mayo.

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