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En terapia

¿Por qué se produce la resaca?

En la mayoría de las culturas es frecuente acompañar con alcohol las celebraciones, por eso no es de extrañar que, en algún momento de su vida, la mayor parte de las personas haya sufrido una resaca con sus síntomas asociados: sed, mareos, problemas gastrointestinales, boca seca, hiperexcitabilidad, ansiedad, sudores, náuseas... Sin embargo, los procesos que ocurren en nuestro organismo cuando se ve obligado a enfrentarse a altas cantidades de bebida, son menos conocidos.

Comencemos por aclarar que gran parte del malestar de la resaca es consecuencia del acetaldehído, una sustancia 30 veces más tóxica que el propio etanol. Y es que nuestro hígado no es capaz de neutralizar directamente el alcohol, por eso lo transforma en acetaldehído. Este metabolito tan tóxico ha de pasar una segunda vez por el hígado para poder ser finalmente eliminado. Ello provoca una especie de inflamación generalizada del organismo, y las neuronas se intoxican dificultando el patrón adecuado del sueño, entre otras cosas.

Otros efectos de la resaca son la disminución de la glucosa sanguínea (hipoglicemia) como consecuencia del aumento de la producción de insulina, deshidratación -ya que el etanol inhibe la hormona antidiurética provocando que todo el líquido que pasa por los riñones sea eliminado-, y mayor de la sudoración como resultado del aumento del flujo de sangre.

La resaca provoca más de 160.000 millones de dólares en pérdidas solo en Estados Unidos debido al absentismo laboral y más del 77% de los consumidores de alcohol la han padecido en diversas ocasiones. Además, salvo beber moderadamente, lo cierto es que no existe un modo de evitar este proceso, cuyo nombre médico es veisalgia. No obstante, existen muchos mitos al respecto. Se dice que comer antes de beber ayuda a reducir la resaca, pero no hay ninguna prueba que lo demuestre. También hay quien piensa que si bebes una copa al día siguiente se te pasa la resaca, creyendo que de ese modo se reducirá el síndrome de abstinencia. En realidad, es todo lo contrario: ingerir más alcohol podría sencillamente alargar el proceso. Tampoco beber leche, tomar otras drogas o consumir azúcar produce efectos demostrados. En todo caso, sí parecen funcionar los antiinflamatorios como el ibuprofeno, reduciendo los dolores de cabeza y otros malestares leves, aunque también es cierto que afectan al riñón y al estómago pudiendo provocar diarrea.

Lo de no mezclar bebidas tampoco parece un demostrado remedio, pese a que sí es cierto que las llamadas bebidas blancas -destiladas con menos saborizantes y colorantes- provocan resacas más ligeras.

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