A base de retales, parches, refritos de años anteriores y un reparto torpe entre las tres provincias que perjudica claramente a Alicante, los socialistas han convertido en un conflicto unos presupuestos que, objetivamente, le dedican bastante más dinero al conjunto de la Comunidad Valenciana -hasta casi 1.200 millones, muy cerca de nuestro nivel de población- que los que elaboraba el PP durante la etapa de Mariano Rajoy en la Moncloa. Otro agravio más para Alicante que ha levantado ampollas entre los propios dirigentes en la provincia del partido de Ximo Puig y que, además, le ha abierto a Compromís eso que los socialistas no han incluído en sus presupuestos: una autopista alicantina. Una autopista sin peaje en la circunscripción en la que, precisamente, Compromís arrastra más debilidad electoral. Un reparto justo y equitativo en el conjunto del territorio de esos casi 1.200 millones que, de aprobarse finalmente esas cuentas, llegarán a la Comunidad, hubiera tapado la boca a los de Mónica Oltra sin opción de réplica. Pero Pedro Sánchez no ha cumplido con los fondos para Alicante y Compromís ha visto con sus cuatro diputados en el Congreso -tan decisivos para aprobar esos presupuestos como los de los independentistas catalanes- una oportunidad para ganar visibilidad en la provincia a menos de cinco meses para las autonómicas. La falta de tacto de los socialistas, decía, les ha dado a sus socios de gobierno pero a la vez, ojo, rivales por el control del espacio de la izquierda un margen de negociación -otra cosa es que sean capaces de saberlo aprovechar- para aumentar el dinero que reciba Alicante en estos presupuestos. Y ceder una iniciativa que puede ser otro obstáculo para la estrategia del PSPV. Al tiempo.
