Un chaval llamado Mahmood se alzó con la victoria en San Remo, lo que le pasaporta para representar a Italia en Eurovisión. Nada más suceder, el ministro del Interior y cabecilla ultraderechista desenfundó en su perfil al estilo Donald: «Mahmood... mah... ¿Es la canción italiana más bella? Yo habría elegido la de Niccolò Moriconi». En el tema ganador se retratan las condiciones en las que el cantante hubo de criarse en la periferia de Milán donde su padre egipcio abandonó a él y a su mamma y da cabida a expresiones en árabe. Tras percatarse de que Mahmood es cien por cien italiano y milanés como él, el vice Salvini medio le perdonó la vida.
Anoche actuó en Casa Mediterráneo Ligth in Babylon, un grupo asentado en Estambul que en nada de tiempo se ha hecho de los más populares en Turquía. Ya saben, de Algeciras a Estambul. Michal Elia Kamal, la vivaracha vocalista que descalza contagia magnetismo desde el escenario, es israelí e hija de emigrantes judíos iraníes que se alejaron por piernas de la revolución islámica. El guitarra y laúd Julien Demarque es un francés que trabajaba de ingeniero, se topó con Michal en Bulgaria y ahí están. Al tercero en cuestión, el turco Metehan Çiftçi, se lo encontraron tocando el santur en la calle.
Durante el tramo que han recorrido le dan a la música tradicional turca, balcánica, al world fusion y al flamenco. Cuentan con tres álbumes, la muy mirada cadena franco/alemana Arte los ha encumbrado en un reportaje y no por ello han abandonado el pavimento de la populosa Istiklal Caddesi (Avenida Libertad) por donde pasan miles y miles de congéneres de todos los colores y sabores y a cuya energía no parecen dispuestos a renunciar. Es la que a su modo reciben tantos cooperantes esparcidos por el mundo quienes, con otro instrumental, se ven recompensados con el simple gesto de los que han mejorado. Como con Salvini es más difícil, lo único sería hacerle llegar la discografía completa de esta multiétnica Luz en Babilonia. No la escucharía seguro, pero igual le da algo.
