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Semana y media

El futuro que se nos viene

LunesLA TRAVESÍA

Francis Drake circunnavegó el globo en 1580. Fue el primer inglés en conseguirlo y por ello recibió el título de caballero y la alcaldía de Plymouth, su ciudad natal, que hoy exhibe con orgullo estatuas del prócer. Aunque pocos ingleses lo sepan y tal vez aún menos españoles, Juan Sebastián Elcano había logrado la hazaña sesenta años antes que Drake y de esta expedición se conmemoran cinco siglos equívocos, dado que Elcano nació en Guetaria, un pueblo de la provincia de Guipúzcoa que con el tiempo se ha convertido en Getaria, provincia de Gipuzkoa. Que una de las estatuas locales dedicadas al marino se encuentre en la Plaza de los Gudaris sintetiza la coyuntura tanto como que el alcalde de Bildu vea esta mañana por la ventana del despacho tres buques de la marina española atracados en el puerto. A los historiadores del pensamiento político colectivo debe de resultarles fascinante que una plétora de marinos (Elcano, Legazpi, Oquendo, Urdaneta,...) que hincaron el pendón de Castilla en lugares ignotos como chinchetas en un mapa haya mutado en un pelotón de carlistas avinagrados. En Plymouth han sido más coherentes: ganó el Brexit.

martesACOSOS

Los muros de la racionalidad comenzaron a agrietarse cuando Meryl Streep insultó al género masculino en una ceremonia de los Oscars y los calzonazos con esmoquin de la primera fila se levantaron para aplaudir. A partir de ese momento, el alud ha engullido a culpables e inocentes, que es lo propio de los aludes y de las cruzadas. La mujer que ha denunciado el supuesto acoso de Plácido Domingo también recurre a la religión: «¿Cómo le dices "no" a Dios?», ha filosofado. Pues haciéndote atea, chata. Como cabía esperar, el movimiento #metoo está degenerando en una caza de brujas que se extiende sin dique alguno. Si lo que pretenden las sacerdotisas de la nueva inquisición es exorcizar a todos los varones que han buscado favores sexuales valiéndose de la jerarquía, no hay en el universo suficientes picotas para tanto endemoniado. En justa reciprocidad, la regeneración ética también debería alcanzar a las mujeres que han hecho de la insinuación promiscua un ingrediente decisivo de su currículo. Tengo entendido que suman varios millones de escotes, minifaldas y tacones de aguja que se imponen fácilmente desde Helena de Troya a los méritos estrictamente profesionales de otros tantos hombres sin bótox ni implantes.

miércolesBRILLANTE PORVENIR

La cámara enfoca a unos jóvenes que hacen guardia a las puertas del campo de entrenamiento de su equipo de fútbol. Es mediodía y el sol se desploma sin misericordia sobre el grupo impecablemente uniformado con las camisetas oficiales de la tribu. El reportero adelanta el micrófono al retablo de rostros y el más locuaz explica que prácticamente pasan el año allí, persiguiendo obsequios, autógrafos o el pulgar alzado del ídolo a través de la ventanilla del coche. Admite entre risotadas que los ruegos por la sudadera del capitán del equipo le han costado siete meses sin ir al instituto y casualmente siete son los suspensos que ha conseguido. Otro de los primates dice entonces que él es universitario y esto me tranquiliza, ya que el cretino anterior no debe temer por su bachillerato: llegará perfectamente analfabetizado a la Universidad, obtendrá una licenciatura «cum memo», pagará el máster subastando los souvenirs mendigados durante meses de holganza y con este bagaje podrá dedicarse provechosamente a rellenar tarjetas del INEM. Como es obvio, la pregunta no es qué hace allí este rebaño de bípedos, sino qué hace el periodista.

juevesQUE ESTUDIEN ELLOS

Hoy se publica el ranking de Shanghai de las universidades del mundo. Las españolas han mejorado discretamente y trece de ellas aparecen entre las quinientas mejores. No volverá la esplendorosa Salamanca del Siglo de Oro, pero tampoco somos un hazmerreír con toga y birrete. La clasificación de Shanghai es una más entre la docena de listas prestigiosas que colocan a ocho universidades norteamericanas entre las diez mejores del mundo (y a veinticinco entre las treinta). Sólo Cambridge y Oxford logran incrustarse en este club de la excelencia estadounidense cuya anomalía es Berkeley, la única Universidad pública (Oxford y Cambridge son, como todo lo británico, peculiares). Una Universidad necesariamente cara no puede mantener niveles académicos excepcionales nutriéndose de herederos barbilampiños frecuentemente holgazanes y ocasionalmente zotes si no completa el aula con jóvenes capaces que carecen de recursos. Eso crea un tipo de élite mestiza (el becado que comparte habitación con el hijo del presidente es el caso extremo) que no arraiga en España por falta de parné y exceso de mística pública.

viernesUN PLANETA DIMINUTO

No recuerdo un mes de agosto tan divertido como este. Incluso Hitler esperó hasta el 1 de septiembre para invadir Polonia. Casi había logrado olvidar a Trump y al mandarín pequinés que están zarandeando el comercio mundial cuando han comenzado a estallar por simpatía otras cargas de profundidad: el acuerdo del Brexit será catastrófico o simplemente funesto, Italia vuelve a ser un carajal con mandolina, Argentina regresa a su histeria caótica, el paso de la oca de la economía alemana trastabilla y los gurús releen a Nostradamus. Como ustedes comprenderán, las penurias de Sánchez para formar gobierno quedan en entremés soso y no digamos el reagrupamiento de la derecha o la atomización del mariachi de Pablo Iglesias. Sin embargo, un mundo globalizado provoca urgencias que se mitigan con cataplasmas también universales: en la cafetería no preocupa el Dow Jones sino fundamentalmente los fichajes del Real Madrid y un amigo que estuvo en Groenlandia durante el deshielo me contó que una mañana encontró entre los cascotes un balón pinchado del Barcelona. Debe de ser cierto que sólo una tortuga dormida conoce la felicidad.

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