El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, consiguió el sábado convertirse en noticia tras su paso por Orihuela, ciudad que conoce de sobra porque a ella acudió hace dos años en busca de votos para su resurrección política. Una ocasión, recuerdo, en la que se brindó a posar para cuantas fotos hiciese falta y contestando a todas las preguntas frente a la Casa Natal del Poeta (lo que siempre mola). Del máximo responsable de un país no se puede esperar ni que auxilie personas atrapadas ni que se ponga al frente de una excavadora para tapar un río que se desborda ni que desde un cruce de calles le diga a un conductor si debe seguir o no. Sólo se le puede exigir que esté a la altura y que si decide acudir a una comarca en la que han muerto dos personas y hay 5.000 que han tenido que ser rescatadas, dedique unos minutos de su valioso tiempo a dar un hálito de calor, a pararse con los periodistas de pueblo que lo esperábamos para que trasladáramos sus palabras y más después de que fuéramos perfectamente convocados por Presidencia. Así no daría la sensación de que a Orihuela vino a hacerse unas fotos con otros dos ministros. Uno de ellos, Fernando Grande-Marlaska, ya fue incapaz el viernes, cuando llegó a la ciudad, de articular dos frases sensatas sobre la realidad que se estaba viviendo, dedicándose a hablar de coordinación y nada más que de coordinación, dando la sensación que no sabía de qué iba esta tragedia; y el segundo, José Luis Ábalos, que ni abrió la boca. ¿Sirvió de algo su presencia al dispositivo que lo esperaba, todos firmes, en el Ayuntamiento? ¿No nos da a todos la sensación que fue a lo que fue, que no era otra cosa que a hacerse unas fotos porque las declaraciones con las televisiones nacionales ya estaban pactadas en Los Alcázares? Esos tuits desde su helicóptero, mirando por la ventanilla me parecen más falsos que un billete de 15 euros. Pero bueno, todo se puede mejorar. Ayer vino otro ministro más, la titular de Defensa, Margarita Robles, para convocar a la Prensa que quisiera verla siempre y cuando uno se acreditase convenientemente, con nombre, DNI y medio de comunicación al que pertenece, no vaya a ser que se cuele alguien. Y todo, claro está, para escucharle decir que la Vega Baja está muy mal. Y por lo que se ve, el Gobierno peor e insensible.
