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Justo Gil Sanchez

Que es un soplo la vida

La vida es un tango y Carlos Gardel era el maestro, así lo aseveraba, al menos, mi progenitor, emulador disonante, aún a pesar del empeño que le ponía. Pero unos le bailan calmos y sosegados, en tanto que otros, acelerados y en tropel. Basta ver nuestro alrededor en la España de hoy. Hay toda una miscelánea en nuestra fauna social. Hay tanguistas, prestidigitadores con excelsos trucos de magia, bobalicones, exagerados y gente seria que no le dejan serlo. Cuando observo la realidad que me circunda me pongo ¡"a galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!", como los versos de Alberti y su caballo cuatralbo. Estimula mi ánimo de ser ciudadano crítico, nada genuflexo o servil. Nadie es perfecto. Epilogo.

Pero después de todo hay que dar "gracias a la vida", como cantara la inolvidable Mercedes Sosa, con su voz profunda. La "negra", "la voz de los sin voz" en Hispanoamérica. Porque uno es ciudadano del mundo, sin mayores aditamentos; es decir sin una seña de identidad territorial que echar en pedrusco a la faz del "otro". Porque convivir es comunión, que, en palabras de Facundo Cabral, sería un "ni soy de aquí, ni soy de allá". Aún a pesar de que las nieves del tiempo han plateado nuestra sien, no por eso dejamos de ver con cierta objetividad - diría que con cierta distancia, sin apasionamientos efervescentes- decisiones, acciones y omisiones que nos afectan como simples ciudadanos. Si no vemos es que estamos ciegos. Otra cosa es ponerte la venda para no querer ver. Ese si que sería un problema grave. Nunca abdicación de nada.

La sociedad, al fin y a la postre, es el receptáculo de las decisiones políticas. En ocasiones somos cual conejillos de indias que sufrimos y padecemos los "experimentos" del poder político de turno. Precisamente nos hallamos en una fase "experimental" en que el mes septembrino, una vez pisoteado, nos indicará los efluvios que nos deparará para el ignoto otoño. Incertidumbre, es la palabra. Pero esperanza, es el complemento.

La vida no es otra cosa que un compendio de actos; unos con trascendencia jurídica, espiritual o de sentimientos, de orden sociológico, económicos, fatuos e intrascendentes, otros. Recuerdo siempre, en recogida lectura, la elegía a Ramón Sijé (1935), en la fecha de su muerte con 22 años, de su compañero de correrías poéticas, Miguel Hernánez. "Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada". Sentía más la muerte de su amigo que su vida. La amistad, la fraterna amistad, el adiós inesperado de un gran amigo amante de la poesía, de la belleza espiritual. Es bien cierto que es imposible traducir la poesía. La belleza espiritual es transversal.

No todo debe ser belicismo político. Es inaguantable. Pero si no hay más..... La política cultural tiene que ensancharse, tiene que "enganchar" a la ciudadanía; hay autores y obras que necesitamos conocer, acercarnos, para aprender lo mucho y bien de sus enseñanzas. Por eso hay que pedir al Ministro de Cultura y Deportes, Jose Manuel Rodriguez Uribe, que su Ministerio se inflame y se expanda, no quede arrinconado como armario ropero. La cultura - en sus plurales ámbitos- se conforma con un "alimento espiritual" que nos hace parar, reflexionar, enriquecernos, ser mejores personas, con sanos criterios para, a partir de ello, dialogar, convenir y resolver. Volvamos al tajo, y ojalá volvamos todos para encarar las graves dificultades que nos acechan. Con prevención, sí, pero también con esperanza.

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