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José Vicente Cabezuelo

Comienza un nuevo curso… y eso es lo más importante

Una situación que nos lleva a asumir nuevos retos que, estoy seguro, sabremos afrontar de la mejor manera posible

Cada septiembre renace la ilusión que genera el inicio del curso universitario, pero este año la vuelta a las aulas se realiza en el contexto de las incertidumbres que ocasiona la pandemia originada por la Covid-19. Es un retorno atípico porque, como no podía ser de otra manera, la Universidad de Alicante ha establecido el carácter presencial de las titulaciones con una modalidad mixta o dual. Todo ello para tener una rápida capacidad de adaptación frente a novedades en la evolución de la pandemia. Una situación que nos lleva a asumir nuevos retos que, estoy seguro, sabremos afrontar de la mejor manera posible. Cada colectivo pondrá de su parte, con generosidad y tesón, como lo hizo el curso pasado, para que la Universidad de Alicante cumpla con sus cometidos de garantizar el derecho a la formación de nuestros estudiantes, investigar y transferir el conocimiento generado en beneficio de la sociedad. Si algo tiene que garantizar la institución este curso de forma absolutamente prioritaria es la seguridad y la salud, pero ello no debe ir en menoscabo de la calidad de la docencia y de la investigación. En este sentido, la presencialidad, sea de forma física, en caso de que la situación sanitaria lo permita, o sea mediante el recurso a las nuevas tecnologías, es una de las características innegables e irrenunciables de nuestro quehacer universitario, sobre todo en lo relativo a la docencia. Todo ello en aras de la mayor calidad posible.

El inicio del curso académico es un momento importante para todo el alumnado, pero tiene especial significación para aquellos que empiezan su andadura universitaria. A ellos quiero dirigirme para asegurarles que, pese a las dificultades de este curso, han hecho una buena elección matriculándose en la Universidad de Alicante. A pesar de los malos tiempos, la formación es el camino más fiable para garantizar la evolución constante y el desarrollo personal. El aprendizaje, en cualquiera de las disciplinas universitarias, se ha demostrado como el mejor puente para acceder al mercado laboral, lo que adquiere especial relevancia en unos momentos en que el desempleo es una de las principales amenazas que atenazan a nuestra sociedad. Como ha evidenciado la actual situación, las habilidades digitales son fundamentales en la formación universitaria. Por este motivo es imprescindible que formemos a nuestro alumnado en competencias transversales que fomenten su capacidad de adaptación, faciliten un aprendizaje continuado y promuevan su espíritu crítico. La Universidad es el laboratorio del futuro y la formación de nuestro estudiantado es vital para garantizar la futura calidad de su trabajo y para que nuestras egresadas y nuestros egresados cumplan con la deontología de su oficio, fusionando “fábrica” y “raciocinio” (fabrica et ratiocinatio). Y esta formación integral difícilmente puede conseguirse únicamente en una universidad no presencial.

La Universidad, como la ciudad histórica de Lefebvre, “comprende la necesidad de seguridad y la de apertura, la necesidad de certezas y de aventura, la necesidad de organizar el trabajo y la del juego, las necesidades de previsibilidad y de lo imprevisto, de unidad y de diferencia, de aislamiento y de encuentros, de intercambios y de inversiones, de independencia (o soledad) y de comunicación, de inmediatez y de perspectiva a largo plazo (…). Responde a la necesidad de suscitar actividades creativas, información, simbolismo, imaginario, actividades lúdicas”. La Universidad debe ser, por tanto, un lugar cualificado, de simultaneidad y de encuentros. Es un horizonte dentro del cual se favorece el intercambio de experiencias y el contraste de culturas y de emociones. Y nada de esto puede hacerse sin un mínimo carácter presencial. No podemos caer en la tentación de convertir nuestra institución en una Universidad sin alumnado y que esta se quede sin su universidad.

Como decía Stefan Zweig, “resulta seductoramente hermoso, y quizás hasta sea cierto, leer una y otra vez en los espíritus más nobles la confesión idealista de que el individuo y la humanidad entera llevan innato un impulso profundo hacia el conocimiento, hacia la aprehensión de la verdad”. En ningún lugar se puede cultivar este impulso tanto como en las aulas universitarias. Es bien cierto que ese impulso hacia la verdad y esa pasión por el conocimiento son innatos al individuo y a la humanidad; por este motivo, para vencer las dificultades que se planteen en cada momento, los progresos del conocimiento son fundamentales. Y ello no puede hacerse sin espíritu de colaboración, aprendiendo unos de otros, intercambiando conocimientos, valores y compartiendo recursos. La ciencia aislada de unos no puede por sí sola comprender y dar respuesta a la complejidad de los problemas y retos que tiene planteados la humanidad. Como nos transmitieron los ilustrados, el intercambio de conocimientos acelera el progreso común. La pluralidad, se entiende así, como un recurso para la cooperación que ofrece la posibilidad de entender nuestro mundo de manera diversa y plural. Todo ello con una conciencia firme que la unidad, dentro de las diferencias, fomenta el sentido solidario de nuestras acciones.

Creo sinceramente que no hay placer más puro en el ser humano que el saber y la Universidad de Alicante permite hacerlo con una amplia oferta de títulos universitarios de grado y postgrado, que abarcan todas las ramas del conocimiento desde muy distintas disciplinas, con estudios encaminados a dotar a la sociedad de profesionales solventes que sean capaces de desempeñar su ejercicio en las distintas materias. Se trata de dar respuesta con estas titulaciones a las necesidades y demandas sociales. La Universidad de Alicante oferta en este curso 43 grados, 5 dobles grados, 4 dobles grados internacionales (hay 11 pendientes de su inicio), 15 estudios simultáneos, 57 másteres y una amplia variedad de estudios de doctorado y de especialización. Una oferta académica multidisciplinar que incluye títulos que abarcan estudios en artes y humanidades, ciencias, ciencias de la salud, ciencias sociales y jurídicas, ingeniería y arquitectura.

En medio de la confusa época de la Covid19, la universidad debe cumplir en el sentido más alto la exigencia de apertura al mundo, de universalidad. Sobre el fundamento seguro de la formación, cimentada en el conocimiento, la institución debe abrir las oportunidades más diversas a la comunidad universitaria y, en general, a la sociedad. Una tendencia universal, que en nada, pueda asemejarse a una torre de marfil, antipopular, severamente restrictiva, que sólo sea accesible a los iniciados y a los pudientes. Y ello sin menoscabo de la ejemplar limpieza y disciplina que debemos imprimir a nuestra actividad. Una vez más, nuestra Universidad estará a la altura de las circunstancias y así, como en tantas ocasiones, estaremos orgullosos de formar parte de ella.

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