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Moisés Aparici Pastor

Milagro del siglo XXI

Mirando la cara de Donald Trump, veo al mismo bobo, con sus mismos gestos de prepotencia que le caracterizan, aunque un tanto desmejorado, y no por esa crecida rata de pelo emulsionada con un kilo de laca, sino porque, aunque escenifique otra cosa, está enfermo de Covid 19. No me alegro, aunque percibo por sus gestos y parlamentos, que sigue denostando, denigrando la enfermedad, esta condenada y mil veces maldita pandemia que nos destroza de muy diversas maneras. Quitar importancia al Covid, o al uso de la mascarilla es de ser un tío triste, penoso y chalado. Le da igual, para él el virus es poco más que broma y, así, en tres días se cura milagrosamente. ¿Dónde está ese virus que amedrenta? Trump es alguien que no merece estar al frente del país más poderoso de la tierra. Con esto, chaladuras pocas. 

Me he fijado también en esa horrible disquisición ¿qué ha sido del contagio de su mujer? Enfermaron juntos, pero él nos hace creer que se ha curado en sólo tres míseros días, paseando en blindado cerrado y mandando mensajes de prensa, pero de ella nada se dice, nada se sabe. Reírse, sacar mofa de esta pandémica situación cuando en Estados Unidos ya han fallecido más de doscientas mil personas, y a varios millones más en el mundo se les ha detenido la vida. Nada volverá a ser lo era. A muchos otros ciudadanos del mundo, apenas sí nos interesa el tiempo que nos rodea. Estamos encerrados en un círculo vicioso de paro, cierre de empresas, diferente atención médica y con la vida alterada y no por llevar mascarilla. No Donald, tus zapatos se encuentran embarrados lo mismo que tu corazón y tu nublada conciencia. Ojalá no te veamos ese edificio que te contiene, decrépito y muy enfermo. Jugar a ser Dios, tiene consecuencias, no puedes ser el milagro del siglo XXI. 

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