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Luis Prats

Mal camino, caminante

Vamos por camino equivocado, Cubillo. Ese camino nos lo sabemos de memoria en Alicante. Por desgracia llevamos la friolera de siete años seguidos con la misma historia, las mismas excusas, las mismas verdades a medias, iguales justificaciones, buscando recovecos en el lenguaje para disimular un no buen resultado, un mal resultado o incluso un ridículo resultado. Experiencia no nos falta por estos lares, así que Cubillo, o cambiamos de camino, o de parlamento, o esto va por mal camino, caminante.

En Alicante, en concreto la afición herculana, tiene pleno conocimiento, tiene una idea bastante bien formada de lo que quiere y lo que recibe, que es lo que significa tener percepción. Vemos las imágenes, ahora a causa de la maldita pandemia a través de la televisión o en el ordenador, captamos las impresiones que nos transmite el desarrollo del partido, del juego de los nuestros, acompañado todo ello de sensaciones exógenas, y solemos comprender perfectamente lo que se nos ha transmitido. La percepción que tenemos en Alicante es que no hemos sumado seis puntos que estaban a nuestro alcance, que hemos dejado dos en la cuneta por mor de un pésimo aprovechamiento de una ventaja numérica en el terreno de juego, que no hemos sabido definir, y que el partido no ha dejado contento a nadie, por no hablar de las dificultades que se tuvieron para lograr los tres primeros puntos frente al recién ascendido Atzeneta.

Mal camino es ese de las disculpas. Positivos seremos cuando acabemos esta fase en primera posición. Este Hércules no solamente ha de conformarse con dejar la portería a cero, sino que ha de marcar. Sin goles no hay paraíso. Se ha perdido una oportunidad de oro de sumar de tres en tres, de ir líderes. Sabe muy bien Cubillo que los puntos de esta fase incrementan su valor de mercado en la fase siguiente, incluido el golaverage que se lleve en el casillero.

Todo pues tiene suma importancia en este año singular, peculiar, irrepetible. Mal camino si al sumar un punto se está contento, es posible que no se coja uno un enfado monumental por ello, pero aquí, hoy en día, en las circunstancias en las que se encuentra este Hércules, en la maldita Segunda B, para estar contentos hay que ganar, lo demás son nimiedades para ocultar adversidades, al menos en el marcador.

Mal camino si desde el principio no tenemos todos claro, propiedad, director deportivo, entrenador, plantilla, afición y resto de familia herculana, que el único objetivo del Hércules, para este año también y quizás más que los seis anteriores, es el ascenso. Todo lo demás no vale. Conformarse con, o apelar a que competir la próxima temporada en la nueva división que todavía no tiene nombre oficial definitivo sería una opción, es subvertir el contrato del máximo accionista con la grada.

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