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La Rectora de la Universidad de Alicante

Candidatos al rectorado de la UA

En la Universidad de Alicante, el próximo tres de diciembre, elegiremos a nuestra futura rectora o rector. Una catedrática de Derecho Financiero y un catedrático de Historia Medieval compiten por el puesto. Y nos corresponde a los demás, estudiantado, profesorado y personal de administración y servicios, elegir a una u a otro. En mi opinión hay una serie de circunstancias que merecen ser consideradas. La primera es la concerniente a los programas de ambas candidaturas. Algo extensos para tratarlos aquí. Se pueden consultar en la Web. La segunda es la relativa a los méritos. Se aduce que debería elegirse a la mejor candidata o candidato, sin consideraciones sobre si, a igualdad de méritos, hombres y mujeres han tenido las mismas dificultades y oportunidades para labrarse sus curriculum vitae. Son públicas las trayectorias investigadoras, docentes y de gestión de ambas candidaturas. En la web de la Universidad se pueden consultar. Y cada uno de nosotros habrá de juzgar quien ofrece más garantías para la dirección de la Universidad en los próximos cuatro años.

La tercera, puesto que optan al puesto una mujer y un hombre, es la relativa al género. Como bien saben los investigadores cualitativos, el contexto y el momento histórico determinan las acciones humanas y sus significados. Me he molestado en buscar información en Internet sobre las elecciones a rectora o rector en las universidades españolas y en el resto del mundo. Cuántos y cuantas son, su evolución en las últimas décadas, sus dificultades, sus logros. Aunque he de reconocer que no he realizado un análisis sistemático de todas las páginas web consultadas, he tratado de reflexionar sobre la dirección de sus argumentos, sobre sus significados. Y estos, se alinean en una dirección.

A pesar de que en las universidades hay más profesoras que profesores, más mujeres entre el personal de administración y servicios, más mujeres entre el estudiantado, que además exhiben mejor rendimiento académico, la mayoría de los rectores siguen siendo hombres. Algún titular mencionaba que, por pura lógica proporcional debería haber más rectoras que rectores. Pero las pocas que existen son muy recientes y apenas sobrepasan el 20%. Y estas pocas se han reunido en distintos seminarios o conferencias para analizar las circunstancias que las han llevado ahí y los problemas con que se han topado para conseguirlo.

En marzo del 2019, Roberto Fernández, el que fuera Presidente de la Conferencia de Rectores (que no rectoras y rectores) señalaba que cuando tenía que presidir una asamblea de la Conferencia sentía cierta zozobra interna al observar que solo había ocho mujeres al lado de cuarenta y dos hombres. Indicaba que era obvia la existencia de un techo de cristal que entre todos tenían que romper. De momento, en el reciente cambio de presidencia, otro hombre dirige la Conferencia. De las doce personas que han ocupado el puesto solo ha habido una mujer, Adelaida de la Calle (2011-13), Rectora de la Universidad de Málaga. Hace justo un año, en noviembre de 2019, la Fundación CYD congregó, en un encuentro celebrado en Madrid, a seis de las ocho rectoras de universidades públicas españolas para tratar el tema del liderazgo femenino en la universidad. Las participantes evidenciaron las dificultades y obstáculos actuales para ejercer dicho liderazgo. Señalaron que las universidades son organizaciones con estructuras de poder masculino. Destararon que acceder al rectorado fue un reto que habían alcanzado pese a ser mujeres. Por ejemplo, Vicenta Mestre, primera rectora de la Universidad de Valencia en 250 años de historia, refería que ante las alusiones a que no le iban a regalar el rectorado por ser mujer ella respondía que lo único que pedía era que, por ser mujer, no se la penalizara. Insistían en que el impulso del liderazgo femenino requería del concurso de hombres corresponsables, cómplices; y también de mujeres solidarias con las mujeres. La exministra Carmen Alborch, que apoyó en su día la candidatura de la actual rectora de la Universidad de Valencia, le comentaba que no tuviera miedo, que irían contra ella incluso grupos de mujeres.

Las conclusiones de otra reunión de rectoras de universidades públicas españolas celebradas en la Universidad Jaume I de Castellón un año antes (noviembre de 2018) fueron coincidentes con las de la reunión del año pasado.

En las universidades españolas, donde solo un 22,5% de las cátedras están ocupadas por mujeres, ser rectora es difícil si no hay apuestas decididas por el cambio que, de modo ejemplar, emanen de las propias estructuras de poder y de gobierno. De momento esto solo ha ocurrido en la Universidad Rovira i Virgili, con la elección de María José Figueras, su actual rectora. Me hubiera gustado que ocurriera en mi universidad, la de Alicante. Ello habría sido consecuente con la trayectoria de progreso, modernidad y de apuestas decididas por impulsar políticas de género que conforman su identidad.

Porque su programa electoral responde mejor a las necesidades de la Universidad, su trayectoria académica es inmejorable en la docencia, la investigación y la gestión y porque confío en que mi universidad se adelante a otras en este decisivo impulso de políticas de cambio y progreso, votaré a la profesora Amparo Navarro como Rectora de la Universidad de Alicante. Su elección tendría un claro valor simbólico, un mensaje inequívoco a la propia Universidad y a los ciudadanos. Sería la primera de la provincia de Alicante, se sumaría a las de valencia y Castellón y situaría a la Comunidad Valenciana al frente de las comunidades autónomas españolas.

Para acabar. El tema de la elección de rectoras es también objeto de estudio científico. Y se han desarrollado modelos estadísticos para predecir hasta qué punto es probable que se elija a un hombre o a una mujer. Estudios que analizan hasta qué punto es relevante que, en momentos de crisis, como la que sufrimos y la que se nos avecina, es mejor que gobierne una mujer. El fenómeno se conoce como glass cliff (acantilado de cristal) y se ha popularizado con las noticias que hablan de la mejor gestión de la pandemia, generada por el coronavirus, por parte de las presidentas de gobiernos. Pero esto sería motivo de otro artículo.  

Miguel Richart Martínez es catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UA.

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