La Universidad de Alicante está viviendo un proceso electoral que por motivo del COVID ha tenido una extensión temporal prácticamente el doble que en las ocasiones anteriores. La prolongación del proceso ha permitido que las dos candidaturas que compiten por el rectorado hayan hecho un buen acopio de propuestas. La comunidad universitaria se pronunciará el próximo día 3, e independientemente de quien gane, al día siguiente todos trabajaremos por nuestra universidad.
Previo a la votación, cabe hacer balance pensando en las dos alternativas que se presentan. Analizar candidaturas, equipos y programas, ¿donde inclinar la balanza?, decidir. Aquí surge la cuestión central: ¿van a poder alcanzar los objetivos recogidos en los programas electorales? A mi entender, los candidatos, en sus elecciones de equipos rectorales, dejan entrever la viabilidad de sus programas. El profesor José Cabezuelo organiza su equipo rectoral contando con profesoras y profesores que han demostrado su capacidad de abordar y resolver con eficacia y de forma muy competente, diferentes problemas universitarios. José Cabezuelo cuenta en su equipo con tres profesores de la Escuela Politécnica Superior: Andrés Montoyo, actual director, que en los siete últimos años ha impulsado a altos niveles de excelencia las distintas titulaciones que se imparten en ella. José Penadés, indiscutido vicerrector de Ordenación Académica que ha sabido promover de forma brillante la difícil tarea de gestionar el profesorado en los últimos años, ante las restricciones que las circunstancias políticas han impuesto. Mariela Lázara, incansable, meticulosa y gran trabajadora, impulsora de los estudios de Telecomunicación y actualmente responsable del Centro de Formación Continua. Me consta que el resto de su equipo aporta méritos y competencia demostrada, similares a los de Andrés, José y Mariela.
A lo largo de la campaña electoral, he echado en falta pronunciamientos acerca de la necesaria normalización de la vida universitaria en el campus una vez demos por finiquitada la amenaza del COVID. Este periodo de emergencia COVID, ha supuesto la priorización de la salud de las personas y respuestas urgentes, entre las que recuerdo el gran debate acerca de la docencia dual que a nadie venia bien, ahora todos aceptamos que fue una respuesta versátil que permitía docencia on-line y presencial en la medida de los posibles escenarios de la amenaza. El alumnado, el profesorado y el PAS hicieron, y están haciendo, una demostración de disposición y capacidad de esfuerzo personal. Una vez finalice la etapa de emergencia COVID, la universidad debe reconocer este esfuerzo y volver a priorizar su prestigio como institución.
Considero que el profesor José Cabezuelo y su equipo van a poder alcanzar los objetivos recogidos su programa electoral, centrado en el apoyo a las personas, en el papel social y en el prestigio de la universidad.
