A las puertas de que acabe 2020 es necesario echar la vista atrás y analizar el que ha sido, para muchas personas, uno de los años más duros y difíciles de nuestras vidas. El año de la pandemia, de la emergencia sanitaria y la crisis social. Un año marcado por el miedo, la soledad, la angustia, el distanciamiento social y las mascarillas.
Nuestra Organización, Cruz Roja, ha puesto en marcha el mayor despliegue de capacidades, recursos y personas de toda su historia. El Plan Cruz Roja Responde constituye un plan histórico, no sólo por la magnitud del despliegue sino por la cantidad de personas que lo hicieron y siguen haciéndolo posible: nuestro voluntariado.
Y es que, cuando de forma inesperada se vaciaron todas las calles, se cerraron negocios y nos abordó la soledad más absoluta, fueron muchas las personas voluntarias que tocaron a nuestras puertas para echar una mano. Fueron muchísimas en la provincia de Alicante. Con su chaleco rojo y sus mascarillas, los veíamos andando por calles vacías llevando la compra o los medicamentos a casas de personas mayores, buscando a personas sin hogar para atender sus necesidades básicas, haciendo llamadas de teléfono para paliar la soledad o mitigar la angustia de las personas, llevando tarjetas SIM y tablet a niños y niños que no podían hacer sus deberes por falta de recursos. Con gran valentía, y con el ejemplo más increíble que hemos visto nunca, desafiaron a la Covid-19, y decidieron no quedarse de brazos cruzados para ayudar cuando más falta hacía. Y gracias a ellas y ellos, gracias al voluntariado de Cruz Roja, más de 200 mil personas en la provincia de Alicante han podido disponer de alimentos, se han sentido escuchadas, acompañadas y se han sentido menos solas, cuando no había nadie.
Y lo siguen haciendo, porque la emergencia no ha pasado. La emergencia sanitaria ha traído consigo una crisis social sin precedentes. Por ello, hoy 5 de diciembre Día Internacional del Voluntariado, queremos agradecer, reconocer, poner en valor, el inmenso trabajo de todas las personas que entregan parte de su tiempo de vida en ayudar a las personas que más lo necesitan. Es un tiempo bien invertido, porque no resta, multiplica. Si no pregúntenle a un voluntario por qué hace voluntariado. Probablemente le responda que es más lo que recibe que lo que da. Y es verdad. El tiempo que entrega a los demás no es tiempo que pierde, sino que gana. Una sonrisa agradecida de una persona mayor a la que tu visita o llamada telefónica le ha alegrado el día; la sonrisa pura de un niño que puede hacer sus deberes en igualdad de condiciones que sus compañeros; la sonrisa de una persona sin hogar a la que acabas de darle un par de zapatos nuevos y un abrigo con el que resguardarse del frio…Porque cada vez que una persona se pone el chaleco de Cruz Roja la sociedad se vuelve un poco mejor.
Y echando la vista atrás, sí, el 2020 han sido un año que recordaremos con tristeza y desamparo. Pero contó y sigue contando con personas increíbles que ayudaron a que fuera un poco mejor. A todas estas personas: voluntarios y voluntarias, os damos incansablemente las gracias.