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Marc Llorente

Danza - Crítica

Marc Llorente

Un pájaro rebelde

El Teatro Principal de Alicante

Carmen.maquia

TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

***

Coreografía: Gustavo Ramírez Sansano

Dirección: G. Ramírez Sansano y Verónica García Moscardó

Una figura mítica que ha tenido diferentes versiones y adaptaciones. Y una historia que reside en la novela de Prosper Mérimée. Un clásico a través del lenguaje de la danza contemporánea con algunos pasajes inéditos. ¿Conocen la ópera dramática «Carmen» (1875) con la música del compositor francés Georges Bizet, que inicialmente fracasó y después logró el éxito que aún perdura?

El ballet de Titoyaya Dansa representa su «Carmen.maquia», título que recuerda el ardiente papel de la tauromaquia en un espectáculo, estrenado en 2012, con la calidad artística y el rigor técnico del fundador de la galardonada compañía, el coreógrafo Gustavo Ramírez Sansano, quien ha dirigido (y sigue dirigiendo como arte vivo), junto a Verónica García Moscardó, el estilizado montaje que acogió el viernes el Principal de Alicante. Intenso trabajo que triunfó en los Premios de las Artes Escénicas Valencianas 2019 y que representan compañías de todo el mundo.

El verismo de aquella época se centró en Sevilla, alrededor de 1820, con la bella y temperamental cigarrera gitana. Un pájaro rebelde que hoy podríamos definir como de corte feminista por querer ser libre y escoger su propio destino en una sociedad patriarcal. Eso está bien. Pero Carmen tiene rasgos de mujer fatal en su relación amorosa con un soldado. Le seduce y él rechaza su anterior amor. Se amotina, deserta y se une a un grupo de contrabandistas. Al volcar su pasión en el torero Escamillo, despierta los celos del otro y se produce la conocida tragedia.

Quien no conozca el argumento puede perderse, aunque algunas piezas musicales ubican al espectador, como la célebre «Habanera» basada en «El arreglito», de Sebastián Iradier. A «Carmen suite» se le añade la «Fantasía Carmen, Op.25», de Pablo Sarasate, y la libertad y la elegancia creadoras de Titoyaya Dansa son evidentes en cada trazo. Toda la contemporaneidad dancística alberga la sensualidad de los pasos y la capacidad interpretativa con sus individualidades, duetos y el amplio cuerpo de baile. No faltan una actitud neoclásica y ciertos rasgos de danza española alejada de los estereotipos españoles.

Diana Huertas Cegarra asume a esta Carmen del siglo XXI. No es la única. A la bailarina le acompañan Itxasai Mediavila, Esaúl Llopis o Ángela Waidele, entre otros componentes. La estética escenográfica, ligera de equipaje según el diseño de Luis Crespo, y el sobrio vestuario en blanco y negro, de David Delfín, se inspiran en dos obras de Picasso sobre el popular personaje. En el ámbito de la suave atmósfera, el lenguaje coreográfico de Ramírez Sansano (internacionalmente reconocido) exige mucho a los bailarines de Titoyaya. Así, la chispa de la danza continúa encendida pese a los insuficientes apoyos institucionales, una de las quejas frecuentes de este sector en nuestro país.      

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