Hay personas especiales, únicas e inigualables. Agustín era una de ellas. Recuerdo perfectamente la primera vez que mantuvimos una conversación, hace más de 20 años. Me impactó profundamente su determinación y su convicción, y la forma tan apasionada de la que hablaba de Benidorm. Esta ciudad y la comarca de La Marina Baixa siempre estarán en deuda con él, su devoción por sus vecinos, por sus costumbres y por sus lugares más recónditos estaba fuera de toda duda. Siempre era capaz de ver algo bonito en la ciudad, en cualquier parte de ella, hasta las calles más estrechas o angostas, que a priori podían parecer feas, le parecían preciosas. Siempre veía el sol, siempre estaba animado y era un entusiasta radical. Cuando paseabas con él por las calles de Benidorm te contaba anécdotas de todo tipo, donde jugaba de pequeño, cómo y dónde conoció a muchos de sus amigos, etc. Amaba a su familia por encima de todas las cosas, y cuando hablaba de su mujer, de sus hijos o de su nieto le brillaban tanto los ojos que podría haber iluminado todo el barrio de El Campo, del que tan orgulloso se sentía.

Como los cometas que son especiales y que solo se ven una vez en la vida, Agustín te marcaba, e iba dejando una estela de cariño difícil de igualar. Era muy buena persona, siempre estaba dispuesto a ayudar en lo personal y en lo político, a contribuir, como uno más, tanto siendo Alcalde de Benidorm como en su etapa posterior. Me asombraba la manera que tenía de ver el mundo. En su etapa como Alcalde hubo personas que fueron profundamente injustas con él, que le atacaron sin fundamento, y a pesar de ello no les guardaba rencor. Era tan buena persona que su estela por esta vida solo ha dejado amor, cariño, bondad y amistad. Así era Agustín.

La familia socialista de Benidorm estamos de luto y profundamente impactados. También infinitamente agradecidos por todo lo que nos aportó siempre. Siempre echaré a faltar sus consejos cariñosos, su manera de afrontar los problemas en la política y las buenas soluciones que siempre te aportaba cada vez que le llamabas profundamente agobiado por algo. Su convicción y su entusiasmo le llevaron a ser Alcalde de Benidorm, un grandísimo Alcalde de Benidorm, y en una época complicada para la ciudad, supo hacerla reflotar cuando estaba casi hundida. Compañero, amigo, seguro que ya estás en un lugar de paz. En tu cielo debe existir algo parecido a la Isla de Benidorm, en la que tantos recuerdos bonitos tenías y en la que tanto te gustaba estar. Gracias por todo, y especialmente por tocarnos a todos con tu estela, y por enseñarnos a vivir política y personalmente con entusiasmo y con pasión. Un fuerte abrazo y buen viaje.