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Marc Llorente

En los chuletones está la solución

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Como la figura de Pedro Sánchez flaquea, el presidente hace esfuerzos para enseñar músculo y exhibe su plan de país para los próximos 30 años. El golpe de efecto se le pone en contra y le crecen los enanos por todas partes. Está bien velar por los intereses futuros de España como nación, a pesar de que no se sabe quién irá gobernando sucesivamente, pero también es preciso, en esa hoja de ruta, dar respuesta diaria a los problemas diversos de la población. La recuperación en términos generales es imprescindible si se pretende agotar la legislatura en las mejores condiciones.

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en su segundo mandato, habla de la derogación totalmente de la reforma laboral o de sus aspectos más lesivos. Que esa reforma de Mariano Rajoy, de 2012, continúe en pie de guerra es una anomalía democrática que señala la lentitud justificada por los daños económicos en tiempo de pandemia, y el escaso convencimiento del ala más conservadora del Consejo de Ministros a la hora de reparar goteras, de cambiar el panorama en relación con el desempleo, la precariedad y la temporalidad, tres cosas indeseables que se perpetúan.

¿No es necesario frenar los despidos colectivos en las empresas con ganancias, y los contratos irregulares, que salen más baratos? ¿Defender la negociación colectiva y no abaratar el puntapié? Respecto a los ERTE, no sé si habrá habido acuerdo entre el Gobierno y los agentes sociales para extender la prórroga hasta el 30 de septiembre. Todo cambia en cuestión de minutos. Al redactar esto, el ministro José Luis Escrivá ofrece una mejora en las ayudas a la cotización. La historia y los tira y afloja prosiguen.

Sobre el plan España 2050, dice la inefable Díaz Ayuso que a este paso la «catequesis progre va a prohibir los chuletones». No se trata de eso, aunque no estaría mal promover la mejor manera de vivir e ingerir por motivos de salubridad y medioambientales. La miopía y la gansada de algunos, sin tener arreglo, reciben el apoyo de un amplio sector de la población. Que la Inspección de Trabajo detecte a diario fraude o explotación en más de mil empleos es también «libertad» (la de unos pocos), igual que son fruto de esa libertad los veintisiete casos de corrupción relacionada con el PP, que se irán juzgando en la Audiencia Nacional hasta 2025. O que Casado, para arañar votos, utilice cualquier desgracia, el insulto, la mentira y su deslealtad con el Estado ante la crisis migratoria vivida en Ceuta. Esta es su luminosa libertad de actuación. Y le funciona como ven.

Álvarez, refiriéndose al documento 2050, señala la «dosis de liberalismo ultra y de desconocimiento del mercado laboral» y que la UGT no se siente representada. La idea es converger con los países más avanzados de la Unión Europea. Disparar la productividad y el empleo. Un futuro con menos trabajo fijo y con más puestos por cuenta propia. El estado de bienestar está debilitado y, pese a que se prevea más recaudación fiscal, una tributación progresiva para conseguir mayores prestaciones sociales en línea con la EU, no se sabe con exactitud si la educación, la sanidad, las pensiones y el empleo progresarán adecuadamente o si seguirán con sus deficiencias.   

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