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Rafael Simón Gil

EL OCASO DE LOS DIOSES

Rafael Simón Gil

El indulto a las víctimas se llama justicia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

En Vascongadas se sigue homenajeando con absoluta amoralidad, con insultante y chulesca arrogancia épico-independentista, a los asesinos y asesinas etarras. Han sido criminales que en su día acabaron con la vida de 864 personas (mujeres y niños incluidas), más de 7.000 víctimas y 3.000 atentados. Esas vidas nunca volverán. Ahora se pretende que, para las nuevas generaciones -sobre todo las educadas en el relativismo, en la amnesia del blanqueo de capitales éticos y en la supina ignorancia que les procura una enseñanza viciosa, viciada y falsa-, esa ignominiosa historia de sangre, odio, violencia y crimen ni existe ni debe ser recordada; o, en el mejor de los casos, se explica como un “conflicto” entre el Estado opresor y dictatorial y unos patriotas gudaris que buscaban la liberación del pueblo. Así se escribe la historia de 40 años de crímenes que hoy se quieren edulcorar mirando hacia otro lado o desde la equidistancia que iguala a las víctimas con sus verdugos. Repugnante.

En ese inmoral relativismo de la equidistancia (trufado de obsceno oportunismo político y tacticista), la reconciliación con quien se sigue jactando chulescamente de sus asesinatos, o el perdón para quien no se arrepiente de sus crímenes, o la reconciliación con los que festejan desafiantes el regreso de los asesinos, sumadas al odio que siguen rezumando las miradas de los legatarios de esa herencia criminal (dense una vueltecita por muchísimas localidades vascas en intenten entrar en una taberna, comprobarán en su piel de lo que les hablo), poco tienen que ver con la concordia que se nos pretende inocular en dosis administradas como vacunas del olvido. Es curioso que España esté preñada de iniciativas legislativas, observatorios, institutos y cátedras de Memoria Histórica de una Guerra Civil ocurrida hace 85 años, que creíamos definitivamente superada, de Memoria Democrática, y, sin embargo, se imponga como asignatura obligada un ejercicio de amnesia colectiva sobre crímenes cometidos hace tan solo unos años. ¿Se trata de una concordia selectiva, una reconciliación unidireccional? Ustedes dos verán, pero el gobierno sanchez@castejon veta que el aeropuerto de Murcia se llame De la Cierva, inventor del autogiro y Medalla Daniel Guggenheim en 1932, el premio internacional de ingeniería aeronáutica más importante del mundo. Concordia y no venganza.

Por si mantienen alguna duda sobre el nivel de odio, violencia larvada (y física en ocasiones) que se sigue respirando en tantos y tantos rincones vascongados, hace solo unos días que la formación EH Bildu, fiduciaria de aquellos “gudaris” salvadores a sangre y fuego de la patria vasca, se negaba a suscribir una declaración de condena por la agresión física de un exconcejal del PP en Vitoria. Bildu está dirigida por un hombre de paz, Otegi, que, según quieren vendernos, es demócrata merecedor de la mayor comprensión y concordia. Otegui es ese personaje que jamás, jamás, ha condenado los asesinatos de ETA (Otegi se niega a condenar a ETA y pedir perdón a las víctimas, El País, 27 de junio de 2019). Hoy, con los votos de Bildu, el independentismo sedicioso catalán y la extrema izquierda podemita, el gobierno de sánchez@castejon se mantiene en La Moncloa. Pero lo infame, por abstruso del caso, es que Sánchez conoce de primera mano que hace un año la vivienda de la dirigente del PSOE-PSE en Bilbao, Idoia Mendia, era atacada con pinturas de odio e insultos del tenor “Idoia Mendia y PSOE asesinos”. Bildu sigue siendo, ayer y hoy, socio estratégico del gobierno sánchez@castejon. Arrepentimiento, concordia, manos tendidas, reconciliación, paz y amor, hermanos y hermanas.

El independentismo catalán, xenófobo, excluyente y racista (Heribert Barrera, el que fuera líder histórico de ERC y presidente del Parlamento de Cataluña, y al que el exdirector de Comunicación de los gobiernos de Puigdemont y Torra, Jaime Clotet, quiere que Barcelona le dedique una calle, decía: “en América, los negros tienen un coeficiente intelectual inferior al de los blancos”; “se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético”; ”me gusta una Cataluña sin inmigrantes”; “la inmigración es la principal amenaza de Cataluña”; o su deseo de que por la Rambla solo pasearan personas de “raza blanca”); los separatistas sediciosos condenados por el TS, digo, son hoy merecedores del indulto de la concordia contra la venganza, proclama sánchez@castejon. Sin embargo, Ángel, un policía nacional al que manifestantes independentistas en los días del “procés” de octubre de 2019, y en estado de ensoñación, lanzaron un adoquín que le rompió unos huesos que jamás volvieron a soldar, ha sido jubilado por enfermedad común, no por acto de servicio. “Es triste, pero es así”, reconoce Ángel, que fue a Barcelona a defender la Constitución, la Democracia y la Libertad frente a violentos y organizados grupos de independentistas. Paz, perdón y concordia, no venganza, reza Sánchez. Para mayor escarnio, lo que el policía nacional Ángel percibirá por su jubilación por “enfermedad común” rondará los 1.700 euros al mes, mientras que si hubiera sido por acto de servicio ascendería a 2.400 euros. Gracias, Marlasca. Por contra, Gabriel Rufián, diputado de ERC, se tiene que conformar con unos exiguos 85.719 euros al año; y Arkaitz Rodríguez, Iker Casanova e Ikoitz Arrese, los tres ex presos de ETA hoy parlamentarios en Vascongadas, solo perciben 14 magras pagas de 5.380 euros. A las víctimas el indulto les llega como enfermedad común, cuando deberían recibir justicia y dignidad. A más ver.

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