Seguro que les suena. Un vídeo íntimo se propaga por las redes sociales o por los móviles. Una mujer casada, con hijos, y unas imágenes de relaciones sexuales que mantuvo hace quince años con un sujeto que las difunde. El dolor de ella y de su familia se hace evidente. También el apoyo. O la burla a través de mensajes o en directo. Porque es la encargada de una panadería. El pan, símbolo de vida y supervivencia. Es La panadera, de la autora valenciana Sandra Ferrús, a la que vimos en la Muestra de Teatro Contemporáneo. Dirige y actúa junto a César Cambeiro (el padre), Elías González, Susana Hernández y Martxelo Rubio (el marido). Todos hacen más de un papel, excepto Cambeiro y este último, en esta coproducción donde participa el Centro Dramático Nacional y que hemos presenciado en el Paraninfo de la Universidad de Alicante, una sala a la que era muy frecuente acudir. La programación, sin embargo, ha seguido en pie. Los buenos actores están en su punto con los matices y el buen ritmo que Sandra Ferrús impone en el polivalente y pequeño salón. Las evocaciones se funden con las escenas de hoy del personaje, bien coordinadas en el texto y en la dirección de esta mujer de teatro. Actriz con gran entrega, soltura y seguridad en una obra con el carácter del psicodrama. La terapeuta y la paciente. La práctica ahonda en conflictos psicológicos a través de procedimientos escénicos, analizando realidades de ahora y del pasado, como el joven machista que se aprovecha de ella cuando tuvo catorce años. Se exponen problemas de personalidad y autoestima con el fin de lograr una especie de catarsis. O un intento de (no) suicidio. La vida apacible se altera, y la ofendida quiere que no explote su entorno. Algunas derivaciones no aportan grano al meollo del asunto y hay algunas ausencias. ¿Dónde están el difusor y sus particularidades? ¿Qué hacer frente a la divulgación de un vídeo así? Reenviarlo es delito al dañar el derecho a la intimidad. Un abrazo para «esa mujer». Y jóvenes o mayores aplaudieron los pasajes.