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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

El hospital de Villena

El Hospital de Elda y la gerente del Departamento de Salud, en imágenes previas a la pandemia. | ÁXEL ÁLVAREZ

El anuncio de la inversión de 15 millones de euros en mejoras en el Hospital de Elda a lo largo de los próximos tres años, por parte de la Generalitat Valenciana, supone tanto como desterrar durante unas cuantas décadas más la idea de que Villena cuente con su infraestructura más anhelada: un Hospital.

Es tremendamente injusto que la capital del Alto Vinalopó carezca de este servicio básico. Han pasado 39 años desde que fue inaugurado el de Elda, tiempo más que suficiente para que los políticos autonómicos se hubiesen planteado que Villena también existe, y que había llegado el momento de corregir este déficit.

Existen momentos de la historia en que no queda más remedio que ejercer la discriminación positiva. En el arte de la política es moneda frecuente. No es el caso de Villena, acostumbrada a recibir bofetadas morales de hondo calado. La apertura en 2002 del Centro Penitenciario Alicante II en la capital comarcal peor dotada sanitariamente (El Comtat/LÁlcoià son un caso particular) fue un golpe bajo del que muchos villenenses todavía no nos hemos repuesto.

Mientras Almansa en Albacete y Yecla en Caudete, localidades muy vinculadas a Villena y ligeramente menos pobladas, disfrutan de su Hospital desde hace décadas, en la capital del Alto Vinalopó las carencias se multiplican. Y los logros, como la estación del AVE, tienen trampa. Puedo demostrar cómo antes de 2013 los villeneros teníamos Atocha más cerca que hoy.

El ‘buenismo’ de los políticos villenenses ha servido de bien poco. La ciudad ha perdido relevancia y peso en el contexto provincial en los últimos 40 años. Como lo demuestra que un servicio tan básico como el Hospital, a estas alturas, ni se plantee.

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