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Vicente Magro Servet

El virus sigue ahí

Una sanitaria prepara una vacuna contra la Covid-19. JCCM

Da la impresión de que existe la conciencia y creencia ciudadana de que el virus del covid es algo que ha pasado a la historia y que lo recordaremos como un mal de la humanidad que duró dos años justo hasta marzo de 2022. Pero esa no es la realidad, sino otra bien distinta a la vista de que si te das cuenta de que muchos de tus conocidos están contagiándose del virus. Algunos repitiendo y otros cogiéndolo por primera vez, al haber relajado personalmente las medidas de prevención ante el contagio.

Porque lo que es una realidad es que esto ha pasado a ser una cuestión ya personal de vigilancia, ocupación y preocupación personal, que es como debe afrontarse ya este tema y tener cuidado en no relajarse para evitar el contagio. Sin embargo, lejos de ello la impresión que da es todo lo contrario, y que la ciudadanía no adopta en la medida que sería necesario medidas de contención y prevención contra el COVID y “se ha dejado llevar” en la creencia de que “eso ya ha pasado”, cuando no es así, porque el virus sigue entre nosotros. Y. además, causando contagios y en algunos casos creando problemas concretos por sus perniciosos efectos secundarios que se han dado en algunos casos.

Lo importante es que volvamos a hacer nuestra vida, evidentemente, y que los negocios vuelvan a recuperar su ritmo y las ganas de quienes los llevan de poner todo su empuje en sacarlos a flote, porque se respira unas ganas de abrir negocios que se ve reflejado también en la apertura de locales con objetos sociales de todo tipo y que demuestra el ímpetu de esta provincia porque la recuperación se produzca cuanto antes mejor. Y ese espíritu se nota en el ambiente por las ganas que se ve en la gente de consumir y salir, y de los empresarios, grandes, pequeños y medianos, de relanzar y recuperar sus ideas y proyectos en una provincia caracterizada por la imaginación y las ganas de hacer cosas y de avanzar constantemente.

Ahora bien, para que esto sea una realidad y no volvamos a caer es preciso también darnos cuenta de que este virus no es como la gripe normal que conocíamos, porque hay personas con secuelas que hasta ahora eran desconocidas. Y es que, aunque la ciencia ha avanzado mucho en luchar contra este virus, cierto y verdad es que es también desconocida toda la amalgama de males que puede llevar tras de sí, y que muchas de las cosas que pasan afectantes a la salud pueden estar relacionadas con secuelas dimanantes del COVID. Para ello y por ello, la prudencia no es nunca mala consejera y seguir adelante con la vida, no obsta a que recordemos por todo lo que hemos pasado, y por los males que, al mismo tiempo, han asolado a la humanidad en los dos últimos años, que parece que esto es una pesadilla, o una película de ciencia ficción para esperarnos cualquier mal complementario a lo ya vivido de erupción de volcanes, filomenas, la guerra, alteración grave de la climatología y demás situaciones que, acompañando a los males del virus, emergían como elementos dañinos capaces de amargarnos la existencia.

Sea como fuere, lo cierto y verdad es que hay que ayudar a la sanidad para que pueda contar con sus recursos para atender este y otros problemas graves que está sufriendo la humanidad, y otros que puedan venir, porque hemos visto que estamos a expensas de poder hacer frente a enfermedades y virus que pueden atentar contra la humanidad y que sin un sistema fuerte y que atienda a responder a estas exigencias solo con las ganas de salir adelante no nos vale.

Por un lado, la sanidad es el servicio más importante que tenemos. Eso ya lo sabíamos de antes, pero ahora se ha demostrado la realidad de que una sociedad con un sistema de salud reforzado, especializado y preparado con buenos profesionales es una necesidad de primer orden. Y, por otro lado, no hay que olvidar, tampoco, que la prevención y cuidado son elementales normas de conducta que debemos seguir manteniendo para autoprotegernos también. Y esto depende de cada uno de nosotros. Y no se trata de si las mascarillas son, o no, obligatorias, sino de protegernos nosotros y hacerlo con los demás en aquellos lugares en donde pueda existir riesgo de contagios. Porque puede que nos moleste que todo esto haya ocurrido, pero la situación es la que es, y con independencia de la necesidad de volver a recuperar las antiguas costumbres, y reflotar la economía, todo debe serlo con la mirada en lo que hemos vivido y en adoptar las medidas para evitar recaer en olas y mareas. Porque volver a revivir lo mal vivido sería un auténtico drama que debemos evitar como sea.

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