reas más (un 56,60 por ciento) que la media de los diez últimos años. En total se han contabilizado 5.143 fuegos de los que 3.466 (el 67,4 por ciento) se extinguieron antes de afectar a 1 hectárea de superficie. Otros 1.666 (32,60%) fueron incendios de entre 1 y 499 hectáreas.

Otros estudios reflejan que Galicia es la comunidad autónoma donde se produjeron más incendios entre 2001 y 2015: un 38% del total de España. 90.219 incendios quemaron cerca de 380.723 hectáreas, una superficie mayor que la provincia de Vizcaya.

Pero los datos anteriores expuestos son meros datos estadísticos que pueden verse desde un prisma de frialdad, pero que reflejan una realidad preocupante y peligrosa ante el deterioro grave de la naturaleza que ello supone, el evidente riesgo de pérdida de vidas humanas y la posible afectación a las viviendas de poblaciones cercanas a los focos del incendio.

Resulta indiscutible que en estos casos nos movemos, en ese volumen de que uno de cada dos incendios lo son intencionados, en una coexistencia de un dolo directo. Se lleva a cabo de forma dolosa con la directa intención de causar un daño forestal grave, ni tan siquiera por la alta previsibilidad de causarlo, porque resulta evidente que cuando se utilizan instrumentos para provocar un incendio en un monte con gran vegetación no se trata de que concurra una previsión probable o posible de que el incendio se propague, sino la completa seguridad de que lo va a hacer. Otra cuestión es cuando nos movemos ya en el territorio de la imprudencia grave y la omisión hasta la mínima norma de cuidado exigible para evitar el daño y que en esta materia también da lugar a muchos incendios que la casuística diaria nos ejemplifica en una clara referencia a la falta de respeto y cultura que exista de atender y cuidar nuestro entorno natural cuando vamos al campo, a un bosque, en donde el riesgo de propagación del fuego es evidente, y, sin embargo, seguimos viendo personas que desde un vehículo en marcha tiran colillas encendidas por la ventanilla pasando por una zona de bosque, o van a comer allí, encendiendo fuego sin diligencia exigible en estos casos. Y mientras tanto nuestra naturaleza se sigue quemando. ¿Hasta cuándo nos aguantará a la humanidad esta situación?