El comienzo del curso en la Universidad de Alicante -algo similar sucede con la Miguel Hernández de Elche, campus que iba a tener conexión con un bus eléctrico a la capital ilicitana y Crevillent ¿se acuerdan?-, ha vuelto a demostrar que la provincia sigue a años luz de convertirse en un territorio donde se haya logrado conseguir una movilidad sostenible y efectiva, aunque haya que celebrar, por supuesto, que el TRAM, capte 50.000 universitarios al mes. Acceder al Campus de San Vicente supone, no obstante, una tortura para profesores, estudiantes y demás trabajadores, llegues desde donde llegues, y, además, el coche se impone porque, tampoco nos engañemos, la mitad de alumnos y profesores no tienen acceso a un transporte público eficiente.

La semana de la movilidad ha vuelto a dejar claro la falta de concienciación ciudadana y la incapacidad de la Administración. El día elegido para dejar el coche en casa quedó en una anécdota. Los anuncios se suceden prácticamente a diario, pero faltan carriles específicos, pero no solo para las bicicletas sino para buses urbanos y taxis. A los administradores se les llena la boca con anuncios para impulsar las bajas emisiones y la peatonalización del centro de las ciudades. Peatonalizar está muy bien, pero con cabeza y legislatura tras legislatura, se demuestra que los equipos municipales que tienen que decidir no tienen suerte, ni capacidad. ¿Cuántos años lleva reclamando la provincia que se mejoren las condiciones de circunvalaciones y autovías y que el transporte público sea, de verdad, eficiente? No todo es bajar el precio del billete.

Setecientas cincuenta mil personas residen, bien está recordar el dato, en los ocho municipios de área metropolitana Alicante-Elche. La Generalitat calculó hace tres años, antes de la pandemia, que a medio y largo plazo la Red Movilidad Metropolitana Alicante-Elche necesita una inversión de 316 millones de euros. Perfecto pero pasan los años y todo se queda en anuncios y reuniones.

La provincia de Alicante urge de actuaciones por valor de 750 millones de euros para evitar que la autovía Alicante-Villena y la circunvalación de Alicante, las más conflictivas, se colapsen completamente en los próximos diez años, aunque ambas presentan ya serios problemas de congestión, como se ha vuelto a demostrar en el inicio del curso universitario. Las «nuevas» carreteras debieran estar completamente operativas en el horizonte de 2029, cuando se estima que la A-31 soportará un tráfico de 65.102 vehículos diarios, un 15% pesados, y la circunvalación de Alicante (A-70), 76.302 vehículos, un 8,5% pesados.

La A-70 es el primer cinturón de circunvalación de Alicante y libre de peaje. Es la vía de mayor capacidad que conecta las ciudades de Elche y Alicante, y también es un eje de conexión con otros puntos de la provincia y con Murcia. Entre ambos municipios, la autovía consta de dos carriles de circulación por sentido, si bien a partir del Camino Castilla hacia Crevillent pasa a tener tres carriles por sentido, infraestructura inexistente en todo el tramo hasta El Campello.

En las proximidades de Alicante se encuentra el nudo con la A-31, cuyo muy elevado nivel de tráfico provoca notables retenciones, especialmente en el tronco de la A-70. Para aumentar la capacidad de la autovía los expertos plantean un tercer carril entre Elche y Alicante, y un paso inferior en la rotonda de la UA. Ambas obras costarían 105 millones de euros, según se recogió hace ya tres años en un estudio de la Cámara de Comercio.

En cuanto a la autovía que conecta Alicante con Villena, una de las vías con mayor porcentaje de concentración de accidentes de la provincia, se trata de una antigua nacional que se desdobló a finales de los años 80 para convertirla en autovía de las consideradas de primera generación. El tráfico se ha disparado y la carretera se ha quedado antigua, hasta el punto de que resulta difícil y peligroso circular a más de 90 kilómetros por hora.

La alternativa ferroviaria actual para la mejora de la movilidad entre Alicante y Villena y rebajar la presión viaria en la A-31 no es operativa. La línea del ferrocarril convencional (ancho Ibérico) sirve como conexión entre Madrid-Alicante y Valencia-Alicante, al discurrir de forma casi paralela a la autovía A-31. Esta línea dispone de paradas en varias poblaciones del corredor como Villena, Elda o Novelda. El Ministerio de Fomento puso en servicio el 22 de octubre de 2018 la línea de cercanías Alicante-Villena, con paradas intermedias en Sax, Elda, Monóvar y Novelda con diez servicios en cada sentido, pero con una frecuencia de paso de 90 minutos que la pandemia del covid se llevó por delante.

La movilidad sostenible se basa en una serie de prácticas para combatir los efectos del uso excesivo del coche particular así como la saturación de las calles y las carreteras y la contaminación del entorno medioambiental utilizando el transporte público todo lo que se pueda. El autobús, el tranvía o el tren son opciones ideales para moverse en los entornos urbanos, especialmente en los más poblados y la opción más rápida para desplazarse

El coche eléctrico ha venido para quedarse, nadie lo duda. Una forma de trasladarse limpia y sostenible que las marcas de la industria del motor están teniendo muy en cuenta con los lanzamientos de diferentes tipos de vehículos para todos los consumidores pero de, momento, resulta una especie de quimera debido a que los precios son desorbitados, la autonomía de los vehículos escasa y la red de recarga insuficiente. Cierto, hace unos días alumnos y profesores fliparon en el taller de movilidad que se organizó en el Campus de San Vicente a los mandos de cochazos eléctricos de un marca alemana de lujo. Por supuesto, es el camino pero ¿cuántos alicantinos pueden comprarse hoy en día un coche eléctrico?

Pues eso. Preocupémonos con urgencia de hacer las ciudades más fáciles de usar y potenciemos un transporte público eficiente que no solo se resuelve con más frecuencias. Volviendo al principio. Un éxito la Línea 2 de tranvía pero ¿para cuándo la expansión del TRAM hacia el sur de la provincia, al margen de anuncios con tufo electoral? ¿Para cuándo un carril rápido para el autobús y los taxis en los grandes municipios de la provincia o, sin ir más lejos, en la avenida de Dénia que conecta Alicante con su área metropolitana ? Una vía en la que a ciertas horas del día se llegan a tardar 40 minutos en recorrer cuatro kilómetros, los que separan la capital, por ejemplo, de hospital de Sant Joan. 

Por cierto, tampoco nos olvidemos de utilizar el coche de San Fernando, el que lleva un poquito a pie y otro andando, ese dicho popular del que todos los niños han oído hablar desde el siglo XVII. Correcto, pero desde Elche, por ejemplo, es imposible llegar andando a Alicante (perdonen este arranque de demagogia). Mejorar la calidad del aire, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el ruido y evitar una ocupación excesiva del espacio público son necesidades urgentes, pero no todo se arregla tampoco con peatonalizaciones sin alternativas, o reduciendo la velocidad a 30 km/hora.

Y la última. Buena iniciativa la gratuidad de la cercanías ferroviarias pero tampoco estaría de más que los trenes Alicante-Elche-Orihuela no cancelaran su servicio sin avisar en cuanto se produce un incidente en un corredor que siguen en vía única sin electrificar, o que, sencillamente, hubiera trenes de cercanías entre Alicante, Elda y Villena.