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Francisco José Benito

La Cuarta Vía

F. J. Benito

La Silicon Valley del Mediterráneo, pero con carreteras de los años 80

Las elecciones de la próxima primavera han disparado anuncios de lo más variopintos. Bienvenidos, pero la provincia debe resolver todavía cuestione tan básicas como que conducir entre Alicante o Elche y Elda no sea un calvario.

Vehículos circulando entre Orihuela y Crevillent en la A-7 Tony Sevilla

¿Se acuerdan de Lucky Luke, y, sobre todo, el doctor Doxey, ese personaje capaz de vender lo que fuera en los pueblos del Lejano Oeste?. La figura de este cowboy del cómic, nacido casi a la vez que el famoso Plan Marshall, con el que EEUU inundó de millones la devastada Europa tras la Segunda Guerra Mundial, me vino de pronto a la cabeza hace unos días tras la última salida al rescate del Gobierno central por parte del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, cuando anunció a alcaldes y empresarios del transporte urbano reunidos en Alicante, que el Consell prolongará la red del tranvía de Alicante hasta Gandia, en la vecina Valencia.

Una iniciativa con la que el jefe del Consell también denunciaba, a su manera, el fracaso del proyecto del Ejecutivo central para unir Alicante y Valencia con un tren rápido por la costa, otra de las asignaturas pendientes que nos dejó Mariano Rajoy en su día, y que nos va a dejar, no lo duden, Pedro Sánchez. “El presidente sale al rescate de la Comunidad, no del Gobierno”, me espetó un íntimo colaborador de Puig, excompañero y amigo, cuando este periódico dio la noticia del enésimo anuncio sobre el futuro del exitoso TRAM, que recuperó hace ya unos años el siempre recordado José Ramón García Antón.

Un TRAM, el de Alicante, que, por otro lado, ahora que avanzamos hacia las elecciones autonómicas y municipales de 2023, empieza a servir para todo a la hora de vender actuaciones. Si se cumplen los anuncios del ejecutivo autonómico, llegará el día en que cada alicantino tendrá una estación del tranvía a la puerta de su casa. Permítanme la ironía. Nos han asegurado que hay planes y proyectos ya en redacción para que el tranvía tenga una estación mejor aún que la del AVE (tampoco hace falta mucho esfuerzo) debajo de la misma, y llegue también a la Vega Baja, l’Alacantí, varios barrios de la ciudad de Alicante y hasta el mismísimo aeropuerto de Alicante-Elche. Sí, el mismo que lleva más de veinte años sin la necesaria conexión ferroviaria que aconseja Bruselas.

Pero volviendo al cómic y a la figura de Lucky Luke -casi un precedente del cowboy de Toy Story de la factoría Disney para orientar a los lectores más jóvenes-. Entre los personajes del cómic no faltaba el tal doctor Doxey, un personaje entre médico y buhonero capaz de hacer cualquier cosa con tal de vender un elixir milagroso para conservar el pelo. Junto a él, su secuaz Scraggy. Ambos recorrían los pueblos de lejano oeste engañando a los incrédulos. Lucky Luke, Doxey y decenas de imágenes de los westerns que veía todos los sábados por la tarde me han venido la cabeza tras asistir en las últimas semanas a los anuncios en los que los candidatos a la Presidencia de la Generalitat nos venden de todo.

Agencias espaciales, centros de inteligencia artificial que van a hacer del puerto de Alicante una especie de “Silicon Valley” en el Mediterráneo, varios palacios de congresos, proyectos para convertir el agua residual en agua mineral, cohetes, aplicaciones para decirte dónde debes poner la toalla en la playa, energía fotovoltaica para casi todo…. pero olvidándonos de lo básico, de las asignaturas pendientes que llevan años sin resolverse y que parece que se han caído de la agenda por no sonar a progre y moderno. Vamos, que como si arreglar una carretera sea algo de la España del blanco y negro. ¿Juego preelectoral? Lo cierto es que yo, al menos, recibo todo con una mueca de fina ironía, aunque, por supuesto, a nadie le amargue un dulce. Pero, ¿y lo básico?

Los incumplimientos de los que viene haciendo gala en los últimos años, primero el Ministerio de Fomento y ahora el Ministerio de Transportes, se han vuelto a hacer patentes en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 y, en concreto, en materia de infraestructura. De los 214 millones para carreteras, restando los 128,5 millones para la conservación de los firmes, la inversión para la provincia se queda en unos 30,6 millones de euros en proyectos, si se les puede denominar así, negro sobre blanco. 

La conexión ferroviaria con el aeropuerto de Alicante-Elche, actuación que se incluye dentro de la denominada variante de Torrellano (85 millones de euros), cuenta con una consignación de 1,3 millones de euros, y su plazo de ejecución se estira hasta 2026, cuando recibirá 30 millones euros, ya que para 2024 y 2025 solo hay consignados 473.000 euros por ejercicio,

La provincia necesita una inversión urgente, según informes de expertos y empresarios, de 750 millones de euros para evitar, por ejemplo, que la autovía Alicante-Villena y la circunvalación de Alicante, las más conflictivas, se colapsen completamente en los próximos diez años, aunque ambas presentan ya serios problemas de congestión. En concreto, las «nuevas» carreteras debieran estar completamente operativas en el horizonte del año 2029, cuando se estima que la A-31 soportará un tráfico de 65.102 vehículos diarios, un 15% pesados, y la ronda de Alicante (A-70), 76.302 vehículos, un 8,5% pesados. De eso nada se ha oído hablar en las últimas semanas, y eso que no paran de escucharse innumerables proyectos, algunos rozando la ciencia ficción.

La A-70 es el primer cinturón de circunvalación de la ciudad de Alicante y está libre de peaje, en contraposición al segundo cinturón. Es la vía de mayor capacidad que conecta las ciudades de Elche y Alicante, y también es un eje de conexión con otros puntos de la provincia y con Murcia. Entre ambos municipios, la autovía consta de dos carriles de circulación por sentido, si bien a partir del denominado Camino Castilla hacia Crevillent pasa a tener tres carriles por sentido. En las proximidades de Alicante se encuentra el nudo con la A-31, cuyo muy elevado nivel de tráfico provoca notables retenciones, especialmente en el tronco de la A-70. Para aumentar la capacidad hace ya tres años se planteó un paso inferior en la rotonda de la Universidad. El acceso al Campus de San Vicente resulta un calvario en las horas punta de entrada y salida a la Universidad, pese a la mejora realizada este verano en el acceso dirección Murcia.

En cuanto a la autovía que conecta Alicante con Villena, una de las vías con mayor porcentaje de concentración de accidentes de la provincia, se trata de una antigua nacional que se desdobló a finales de los años 80 para convertirla en autovía de las consideradas de primera generación. El tráfico se ha disparado y la carretera se ha quedado antigua, hasta el punto de que resulta difícil y peligroso circular a más de 90 kilómetros por hora. El informe considera urgente la construcción de un tercer carril por sentido entre Elda y Monforte del Cid para reducir los problemas de congestión.

La alternativa ferroviaria para rebajar la presión viaria en la A-31 no es operativa. La línea del ferrocarril convencional (ancho Ibérico) sirve como conexión entre Madrid-Alicante y Valencia-Alicante, al discurrir de forma casi paralela a la autovía A-31. Por otro lado, la falta de mantenimiento de las carreteras en el conjunto de la Comunidad ha provocado que se produzca un accidente prácticamente cada tres horas. Sería necesaria una inversión total de 212 millones de euros para ponerlas a punto en Alicante, provincia en la que habría que invertir 79.000 euros en cada kilómetro de carretera.

Los números están sobre la mesa, pero ni en Madrid ni en Valencia han sabido comprenderlo. Mientras, cada vez que pueden, nuestros administradores apuestan por proyectos innovadores en esta provincia cómo si tuviera hechos los deberes básicos y eso que algunos parecen condenados al fracaso, como lo de colocar un restaurante en plena bocana del puerto de Alicante. Parece de otro tiempo.

Posdata: entramos en fechas en las que vamos a escuchar y recibir las iniciativas más inverosímiles. A nadie le amarga un dulce (agencia espacial), pero más nos valdría pelear porque coger el coche para viajar entre Alicante y Elche o entre Alicante y Elda no sea un calvario, o que el tren de cercanías no se pare en cuanto una hoja cae sobre las vías, porque en camino del primer cuarto de siglo la plataforma sigue en vía única y sin electrificar o sea todavía un sueño viajar en tren entre Alicante y València en una hora.

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