La semana pasada volví a ver Wonder, que es sin duda una de las mejores películas sobre la discapacidad. Transmite muy bien las vivencias de Auggie, un niño con discapacidad –en este caso una desfiguración facial, el síndrome de Treacher Collins-, y de las personas de su entorno. Y quiero recordar una escena en la que el director del colegio de Auggie dice a los padres de otro alumno: “Auggie no va a cambiar su aspecto, pero nosotros podemos cambiar el modo en que le vemos”.

El próximo sábado 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Un buen momento para recordar que debemos cambiar nuestra mirada. No hemos de ver a las personas con discapacidad como enfermos a los que hemos de atender, ni como personas por las que hay que decidir, porque ellas sean supuestamente incapaces de elegir y de tomar decisiones. Hemos de verlas en cambio como protagonistas activas de la vida social y de su propio futuro, que han de tener la capacidad de ejercer plena y efectivamente sus derechos, y han de contar con los apoyos necesarios para llevar una vida lo más autónoma posible, en igualdad de condiciones con todas las demás personas. Para ello, es preciso remover todas las barreras que lo impiden, que derivan de un entorno social que no ha sido pensado para ellas.

Mentalidad social

Aunque la mentalidad social haya evolucionado positivamente, persiste una actitud paternalista hacia las personas con discapacidad, que perpetúa su discriminación. Hace unos meses, por ejemplo, me llegó la noticia de que un chico con discapacidad intelectual no había sido admitido en el campamento organizado por su colegio, porque los organizadores estimaron que “no iba a estar a gusto”. Si va a estar a gusto o no lo ha de valorar la propia persona, o -sólo si es menor de edad- sus padres. Sustituir esa decisión y rechazarlo por su discapacidad es una discriminación.

Perros de asistencia a personas con discapacidad EFE| Julio Muñoz

El cambio de mentalidad se debe reflejar también en el lenguaje. Recomiendo un breve video titulado ¿Discriminas o respetas?, que se puede ver en Youtube, en el que varios jóvenes con discapacidad intelectual nos dicen que el nombre que damos a las cosas determina cómo las miramos. Llama la atención que, incluso en los medios de comunicación, se usen términos como “minusválidos” o “discapacitados”, que sustantivan la deficiencia y resultan estigmatizantes. De ahí la importancia de reformar el artículo 49 de la Constitución, que emplea la palabra “disminuidos”. Pero tampoco son adecuadas, en mi opinión, expresiones que encubren la realidad, como “diversidad funcional” o “capacidades diferentes”. Yo prefiero utilizar la expresión “personas con discapacidad”, que es la recomendada por ellas mismas y la que emplean las normas jurídicas internacionales.

Por supuesto, el cambio de mirada a que me estoy refiriendo ha de proyectarse en las políticas públicas. Alicante ha sido escenario precisamente estos últimos días de un Congreso nacional sobre políticas públicas de discapacidad. Destacaré dos ámbitos particularmente importantes: accesibilidad y empleo.

Espacios

Hemos de asegurar que todos los espacios, entornos, productos y servicios sean accesibles a las personas con discapacidad. En el campo de la accesibilidad física, Elche presenta estándares relativamente aceptables -y este mismo año se han realizado actuaciones para la accesibilidad de varios edificios municipales-, pero hay que continuar avanzando. Hace poco denunciaba Pablo Ruz que los autobuses a las pedanías no son accesibles a personas con movilidad reducida. Esta situación debe ser corregida, pues el que un medio de transporte público no sea accesible comporta una discriminación. Y el compromiso por mejorar la accesibilidad de los espacios urbanos debe traducirse en las oportunas dotaciones presupuestarias.

Una familia con un miembro con discapacidad, denuncia los problemas que tiene para salir de vacaciones por la falta de adaptación en los accesos. JM Lopez

Una gran asignatura pendiente no sólo en Elche, sino en toda España, es la accesibilidad cognitiva -que las cosas sean fáciles de entender por todas las personas-, que beneficia principalmente a las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Siendo Mercedes Alonso alcaldesa de Elche, se elaboró una Guía Turística de Elche en Lectura Fácil. Y durante el mandato del actual Gobierno municipal se ha comenzado a incorporar la señalización con pictogramas en los autobuses urbanos y las paradas de autobús. Estas son líneas de trabajo que deben ser continuadas.

Muchas empresas tienen miedo a dar el primer paso, a contratar al primer trabajador con discapacidad. Y no se trata en ningún caso de una obra de caridad, sino de un ejercicio de la responsabilidad social.

Empleo

Y el empleo es el principal instrumento para la inclusión social y para la vida independiente de las personas con discapacidad. En España existe un notable abismo entre la tasa de empleo de las personas con y sin discapacidad: 3 de cada 4 personas sin discapacidad en edad de trabajar tienen un empleo, mientras que esa proporción baja a 1 de cada 4 en las personas con discapacidad. Para corregir esta situación, hacen falta medidas legislativas que incentiven la contratación. Concretamente, debe subirse la cuota de reserva de puestos de trabajo a personas con discapacidad, que en España es del 2% -es decir, una empresa de entre 50 y 99 trabajadores tiene la obligación de contratar a 1 con discapacidad-, cuando en otros países de nuestro entorno, como Alemania o Italia, asciende al 5 ó 6%.

Esta situación debe ser corregida, pues el que un medio de transporte público no sea accesible comporta una discriminación.

Compromiso

Pero es necesario también que las empresas tengan un mayor compromiso con la inclusión laboral de este colectivo. Existen estudios que demuestran que más del 80% de las empresas que contratan a un trabajador con discapacidad valoran muy positivamente su incorporación. Pienso que ello se debe a que, en términos generales, las personas con discapacidad tienen un más alto grado de motivación, y contribuyen muy positivamente al ambiente laboral. Sin embargo, muchas empresas tienen miedo a dar el primer paso, a contratar al primer trabajador con discapacidad. Y no se trata en ningún caso de una obra de caridad, sino de un ejercicio de la responsabilidad social.

Hoy sin duda el Día Internacional de las Personas con Discapacidad es sobre todo un día de reivindicación, pues siguen enfrentándose a muchas barreras que hay que derribar. Ojalá alguna vez llegue a ser sólo una celebración, porque hayamos alcanzado una sociedad plenamente inclusiva, en que las personas con discapacidad tengan las mismas oportunidades que las demás.