Tiene que llover

Longevidad traicionera

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ofrece declaraciones a los medios sobre la renovación del Tribunal Constitucional (TC), a las puertas de la sede del TC, a 13 de enero de 2023, en Madrid (España).

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ofrece declaraciones a los medios sobre la renovación del Tribunal Constitucional (TC), a las puertas de la sede del TC, a 13 de enero de 2023, en Madrid (España). / A. Pérez Meca - Europa Press

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

Si la memoria no me falla fue con Tamames con quien se lió cuando en plena Transición se supo que se había ido de crucero. Eran tiempos ideológicamente fuertes y en los que esa manera de viajar estaba reservada para los muy pudientes dejando a un lado a los que se quedaban con la boca abierta cuando veían al capitán Stubing dar la bienvenida a los pasajeros de «Vacaciones en el mar» entre los que figuró una pléyade de estrellas desde Gene Kelly a Ursula Andress pasando por Mickey Rooney, Gina Lollobrigida, Tim Robbins, Tom Hanks y el mismísimo Andy Warhol. Aquí los que no paraban eran Alfredo Landa y Pepe Sacristán trasladando batallitas en las que se veía reflejada una inmensa mayoría. Esa de la que se quedó muy lejos el pecé, convencido como estaba de que la lucha en la clandestinidad lo sacaría a flote por delante de quien pretendiera hacerle sombra.

   En el caso de que la facultad de recordar me haya hecho un interruptus no voy a volverme loco en unas horas en las que se da por seguro que el hombre que, una vez fuera del trasatlántico, entró en el Congreso junto a Ibárruri & Carrillo ha aceptado encabezar, bajo la mediación de Dragó, la moción de censura con la que Abascal viene llenándose la boca para que Feijóo entre en el juego y vaya acostumbrándose antes de que las cosas se pongan bien en las urnas y apenas si quede escapatoria.

   Después de conseguir con Franco vivo que hasta los de Letras nos metiéramos por el cuerpo su «Estructura económica de España» fue teniente de alcalde con Tierno y acabó haciendo una breve travesía en el bote del cedeese en el que zarpó Suárez para poner millas de distancia con los suyos. Tanto en los análisis como en los medios a los que se ha arrimado para exponerlos ha ido avisando por los rumbos que navegaba, pero con el envite de que «la situación de España necesita una profunda reflexión» chapotee en tales aguas se ha doctorado. A la hora de deshojar la trayectoria queda para los restos su legado a las clases populares: el crucero.