El Gobierno sigue procrastinando con el tren del aeropuerto

Un tren de Renfe recorre el trazado actual, con el aeropuerto al fondo.

Un tren de Renfe recorre el trazado actual, con el aeropuerto al fondo. / Héctor Fuentes

Tomás Mayoral

Tomás Mayoral

Y nosotros, en nuestra franciscana inocencia, preocupados por si el “Fevemocho” que se ha llevado por delante a la número dos del Ministerio de Transportes, Isabel Pardo de Vera, y al presidente de Renfe, Isaías Táboas, podía retrasar que por fin el tren, después de 30 años de retraso, llegara hasta el aeropuerto. Qué candidez. Ha sido hurgar un poco en las condiciones de licitación del proyecto y descubrir que, con esa tranquilidad que da demorar lo que en realidad no tienes ninguna gana de hacer, se dan tres años largos para hacer el “proyectito” de un ramal de 5 kilómetros. O sea, que el retraso y la procrastinación ministerial no lo iba a provocar ningún escándalo, ya iba implícito. Si tardan tres años en hacer el proyecto (ayer numerosos despachos de ingenieros opinaron coralmente que con dos sobraba, si hubiera habido interés, claro) y otros cuatro o cinco en hacer la obra, el tren habrá tardado casi 40 años en llegar al aeropuerto de Alicante-Elche. Como ya estamos en campaña y las campañas distorsionan la cosmovisión de nuestros políticos para adaptar lo que pasa a su conveniencia, el Ayuntamiento de Alicante abunda en el agravio, siempre rentable electoralmente, y le parece que estamos ante una afrenta más de Sánchez, que añade una muesca a la larga lista de olvidos injustificables de los que hace víctima a Alicante al menor descuido. Por el contrario, al Ayuntamiento de Elche, en modo “on” de apoyo inquebrantable a los “suyos”, hagan lo que hagan, le parece que esos plazos son normales en obras tan complicadas como es el caso. El peligro es que un razonamiento tan lógico como ese puede volverse contra ti: seguramente, lo utilizarán en Diputación cuando el primer edil ilicitano le exija plazos razonables en la construcción del palacio de congresos que César Sánchez, ahora candidato de su partido a la alcaldía de Calp, le prometió a Carlos González con la seguridad absoluta de que no le iba a tocar a él cumplir esa promesa. A mí lo que me tiene hablando solo, como suelo decir yo siempre en estos casos, es que equivocarse en el tamaño de un tren provoque la dimisión de la cúpula de un ministerio y que llevar 30 años manteniendo incomunicado por vía férrea uno de los principales aeropuertos de España no haya provocado a nadie ni un ligero ardor de estómago. No niego la gravedad de lo primero, pero comparado con lo segundo…  

Y una cosa más:

Vivir en casa propia ya no es el sueño español por excelencia, especialmente si tu residencia está en la provincia de Alicante. La dificultad que conlleva comprarse una vivienda, para lo que en algunos casos deberías dedicar entre el 70 y el 80% de tu salario, ha hecho que cada vez más familias alicantinas, en un alarde de realismo, opten por vivir de alquiler y evitar el calvario de una hipoteca. Los hogares en los que sus habitantes han solicitado una hipoteca han caído en la última década 9 puntos, mientras que han crecido en más de cinco la residencia en viviendas alquiladas. También aumenta sensiblemente la residencia en propiedades heredadas de la familia. Uno de los datos que más ha sorprendido del informe del INE es que un 12% de los hogares alicantinos, casi 94.000, cuentan con una segunda residencia. Benidorm es el municipio alicantino con mayor porcentaje de inquilinos. Otro dato revelador. 

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