Mujeres olvidadas

Conmemoración del 8M el pasado año

Conmemoración del 8M el pasado año / Jorge Peteiro

Toñi Serna

Toñi Serna

Dice Yuval Noah Harari en Sapiens. De animales a dioses “Suponemos que un cerebro grande, el uso de utensilios, capacidades de aprendizajes superiores y estructuras sociales complejas son ventajas enormes. Resulta evidente que éstas hicieron del ser humano el animal más poderoso de la Tierra” y es entonces cuando me pregunto ¿en qué momento dejó la mujer de ser un ser humano y perdió la consideración de ser el animal más poderoso de la Tierra?, ¿en qué momento nos convertimos las mujeres en seres inferiores dentro de la especie?. No tendría espacio suficiente en este artículo para contarlo, tampoco quiero retrotraerme tanto en el tiempo y, además, no pretendo aburrir a nadie. Pero sí tengo la intención de poner el punto de mira en la actualidad que nos rodea.

Que este país ha huido durante mucho tiempo de hablar de su propia historia reciente no es ninguna novedad. Que todavía tenemos un espectro político amparado en la generosidad, que significa un estado democrático que reniega y niega la Memoria Democrática, tampoco es una revelación por mi parte. Pero que en todo esto a las mujeres nos fue y nos ha ido siempre peor, aún es más verdad. Vaya que no descubro nada nuevo y que tampoco lo pretendo. Pero sí quiero aportar que de lo que no se habla no existe y a eso, con toda humildad, no voy a contribuir. No voy a contribuir al olvido. No voy a fomentar la desmemoria. No voy a aislarme, de la certeza que acompaña a la realidad, de que este país ha construido sus cimientos democráticos a empujones y con miedos. No voy a mirar a otro lado, cuando las mujeres están en juego y en riesgo. Todo esto también forma parte de la Transparencia y de la Calidad Democrática.

Si la sociedad española sufrió enormemente en un determinado momento de la historia reciente, luego fue silenciada, masacrada, anulada y olvidada, aún lo fueron más las mujeres. Ahí es cuando esas madres, hijas, hermanas, novias, amigas y conocidas lo fueron mucho más, por el hecho de ser eso: mujeres. ¿Cuántas de ellas han sido borradas? Pensemos en las que más cerca tenemos en nuestras propias familias y se nos encogerá el corazón. Todas y todos ya debemos ser conscientes que en la historia, en términos generales, las mujeres se han visto relegadas a un papel secundario, tanto en las libertades sociales y políticas, como en todos los aspectos cotidianos de la vida. Que no descubro nada nuevo ya lo sé, pero que tenemos una deuda mayor con nuestras mujeres en nuestra historia, es algo de lo que estoy totalmente convencida. Nuestras maestras, nuestras mujeres rapadas para ser señaladas, nuestras mujeres violadas, prostituidas y violentadas, las anónimas, las calladas, las nunca nombradas, esas de las que siempre se quedaron y se quedan atrás. Son de esas de las que hablo. Hasta para el sufrimiento doblemente empeñados en que lo tuvieran.

Y ¿qué seguimos haciendo ahora?. Bueno yo creo que no todo lo que podríamos hacer. Como todos los años desde que vivimos en democracia, el 8 de Marzo salimos a las calles para continuar reivindicando la igualdad entre mujeres y hombres. Seguro que lo seguiremos haciendo, mientras a ninguna ideología de esas que van campando a sus anchas, ayudadas por socios necesarios, se le ocurra pensar que ya somos iguales. Entonces ya nos convertiremos también en olvidadas, porque no hace falta que pase tiempo para que eso ocurra y sea la historia la culpable del olvido. Sólo hace falta que la acción política ideológica active de nuevo su maquinaria y el túnel del tiempo nos borre de nuevo.

Y ¿ahora qué?. Pues si ya nos cuesta el día a día, ahora también tenemos a esos hombres que pulsan el botón de “hombres cómplices por la igualdad” y estrechan el espacio. Caminan a nuestro lado pero nos aprietan en el camino. ¡Qué bien les venimos!

Gritaremos de nuevo que queremos la igualdad, que tenemos el cerebro de los seres humanos, que no somo criaturas débiles y marginales y que andamos erectas sobre dos piernas. ¡Casi nada!, pero además tenemos que añadir, que también queremos dejar de ser “mujeres olvidadas”.