Esperando a Godot

Do you speak English?

España tiene uno de los niveles de conocimiento de inglés más bajos de los países de nuestro entorno.

Estudiante en una clase de inglés

Estudiante en una clase de inglés / EUROPA PRESS/JCCM

Daniel McEvoy

Daniel McEvoy

El pasado miércoles el Club Rotary Illice me hizo el gran honor de invitarme para participar en su reunión semanal. En una sociedad como la española en la que, como dijo Antonio Machado, De diez cabezas, nueve embisten y una piensa, siempre es un placer poder conversar e intercambiar ideas con personas que se encuentran entre el diez por ciento que se decanta por el pensamiento y la solidaridad, frente a los que se “descuernan luchando por la idea”, siguiendo con la cita machadiana.

Durante las dos horas largas que duró el encuentro tuvimos ocasión de hablar del pasado reciente de Elche y sus posibilidades de futuro, que son muchas, un poco sobre la situación política local y autonómica y sobre todo de educación. En ese punto me quedé con cierto regusto amargo, porque todos expresamos opiniones bastante pesimistas, incluido yo, que por razón de mi trabajo como Inspector de Educación quizás debería haberme mostrado más esperanzado sobre el futuro de la instrucción de nuestros niños y jóvenes. El presente, ante la zozobra que provocan los constantes cambios legislativos en materia de educación, no es muy halagüeño, pero confiemos en que este orden de cosas cambie en un futuro no muy lejano.

Frustrante

Una de las opiniones que se vertieron y que era absolutamente pertinente fue sobre el fracaso de nuestro sistema educativo en conseguir que la población en general tenga un buen dominio del inglés, hecho que me resulta especialmente frustrante por la parte que me toca, puesto que mi carrera profesional comenzó y se desarrolló durante muchos años en el ámbito de la enseñanza de ese idioma. Efectivamente, España tiene uno de los niveles de conocimiento de inglés más bajos de los países de nuestro entorno.

Según cifras facilitadas por Eurostat, el 46% de los españoles en las edades comprendidas entre 25 y 64 años son incapaces de hablar un idioma extranjero, en comparación con el 31% de Portugal, el 33% de Grecia o el 34% de Italia. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre las posibles causas de este retraso. Unos lo achacan al tamaño del país, a su relativamente bajo producto interior bruto y al gran número de personas que hablan español en el mundo. Yo no creo que esas sean las causas pues, a pesar de ser un gran país, el sector exterior tiene un peso económico considerable, nuestro producto interior bruto está entre los mayores del mundo y, a pesar de compartir idioma con gran parte de América, nuestras relaciones comerciales y culturales son más estrechas con los países europeos.

Doblaje a sus idiomas

Sí es cierto que otros países más pequeños, como Portugal, Grecia y Holanda tienen unas tasas de dominio del inglés muy superiores a la nuestra, pero quizás en ese hecho influyan más cuestiones culturales, como sus sistemas educativos o el hecho de que no sea tan habitual el doblaje a sus idiomas respectivos de películas y series, que el propio tamaño de esas naciones.

En cualquier caso, como decía anteriormente al hablar de la educación en España, hay motivos para la esperanza. Estudios recientes realizados entre los más jóvenes han demostrado que entre los estudiantes madrileños de quince años el tanto por ciento de ellos capaces de alcanzar un nivel B de inglés es del 72’5%; entre los catalanes de la misma edad esa cifra sería del 66%. (Ese nivel B se refiere al que establece el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCER), que es el estándar internacional que define la competencia lingüística. Se utiliza en todo el mundo para definir las destrezas lingüísticas de los estudiantes en una escala de niveles desde un A1, nivel básico, hasta un C2, dominio excepcional. Un nivel B1 o B2 es el que poseen aquéllos con un nivel intermedio o intermedio alto de un idioma y que son capaces de comunicarse con la fluidez necesaria sin esfuerzos con los hablantes nativos).

Estudiantes en clase de ingles, en un centro educativo

Estudiantes en clase de ingles, en un centro educativo / INFORMACIÓN

Congreso de los Diputados

Además, el actual presidente del Gobierno es el primero de nuestra historia con un dominio fluido del inglés. Por su edad él ya pertenece a una generación que estudió a partir de 1972. Hasta esa fecha, en los colegios españoles el idioma extranjero mayoritario era el francés. Ahora el inglés es prácticamente hegemónico. Lo calamitoso es que Pedro Sánchez utilice sus habilidades en cualquier lengua más para embestir que para pensar. El otro día, por ejemplo, en vez de ausentarse del Congreso de los Diputados durante el debate sobre la reforma de la llamada “Ley del sólo sí es sí”, podía haber acudido a defender su postura. Esa ausencia, por cierto, a cualquier otro diputado le habría costado una sanción disciplinaria y económica por parte de su grupo. ¿Se la aplicarán a él?

En el ámbito local, desconozco la competencia lingüística de nuestro alcalde en otros idiomas distintos del español (ni creo que sea un hecho relevante para el desempeño de su cargo), pero a la vista del panorama que puede devenir tras las elecciones del 28 de mayo, creo que debería ir aprendiendo valenciano.