La consellera de Cultura se lleva la palma

La negativa de Raquel Tamarit a financiar el 50% del mantenimiento del Palmeral de Elche, como exige la ley, y el aparente acatamiento por el Ayuntamiento deja retratados a todos

Tamarit, en el huerto en el que se presentaron las palmas blancas que regala el Ayuntamiento a autoridades

Tamarit, en el huerto en el que se presentaron las palmas blancas que regala el Ayuntamiento a autoridades / Matias Segarra

M. Alarcón

M. Alarcón

El Boletín Oficial del Estado publicó el 12 de noviembre de 2021 la Ley del Palmeral de Elche. Su disposición adicional quinta habla sobre su financiación y dice así: "1. Las administraciones implicadas, Generalitat Valenciana y Ayuntamiento de Elche, contribuirán por partes iguales a la financiación del Patronato del Palmeral de Elche, para el cumplimiento de sus funciones y de esta ley; 2. Del mismo modo, las administraciones implicadas, Generalitat Valenciana y Ayuntamiento de Elche, contribuirán por partes iguales a los gastos derivados del mantenimiento de los bienes tutelados de propiedad pública, con independencia de cuál sea la administración propietaria; 3. A tal fin, ambas administraciones dotarán sus presupuestos anuales de partidas con los importes necesarios".

Proyecto de Ley

Esta disposición fue una enmienda que los grupos parlamentarios de PSOE, de Compromís y de Unidas Podem incluyeron en el proyecto de ley durante su discusión en las Cortes Valencianas, previo a una aprobación que, como recordarán, no contó con el voto favorable ni del PP ni de Vox, algo que desde esta misma columna se les ha reprochado por la debilidad del argumento empleado para justificar la abstención.

Recuerdo perfectamente ese día cuando el anuncio fue, a juicio de este diario, la noticia del día y una felicitación sincera para los precursores. Por una vez, al cabo de 21 años (ahora vamos hacia 23) desde la proclamación del Palmeral como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco había un compromiso firme y por escrito del Gobierno valenciano para colaborar económicamente con la financiación y los gastos.

Diputada

Cuando este miércoles la consellera de Cultura, Raquel Tamarit Iranzo, quien para más INRI votó a favor de la ley valenciana porque entonces era diputada autonómica, dijo en una comparecencia en Elche, durante la constitución del Patronato del Palmeral, que no iba a añadir un euro más a los 200.000 que son a día de hoy la ayuda que anualmente presta la Generalitat Valenciana, metió la pata de un modo flagrante, pero lo hizo hasta el fondo cuando, más tarde, su propio gabinete de Comunicación se vanagloriaba en una nota de Prensa de que durante el Gobierno del Botánic se haya aumentando la dotación "veinte veces" porque, anteriormente, se entregaba al Ayuntamiento de Elche diez mil míseros euros para esta labor de ayudar a mantener los ejemplares, que no se sequen o que el picudo no los destroce, entre otros problemas varios. Hay tanto por hacer que ni el Ayuntamiento de Elche tiene un presupuesto fijo para lo que se gasta cada año. Ahora bien, la cifra oscila entre los 2 y 3 millones de euros y, ya les digo, esta cantidad es poca pero, ¿quién puede pedir más a unas arcas municipales con tantos agujeros que tapar?. Si han sobrevivido generaciones y generaciones sin tanto sostén económico, todo lo que se haga estará más que justificado si sirve como un reclamo cultural y turístico único.

Tamarit durante la constitución del Patronato del Palmeral en Elche

Tamarit durante la constitución del Patronato del Palmeral en Elche / Matias Segarra

A una consellera no se le puede exigir conocer todas las leyes, incluso ni las que son de su propia competencia, aunque ella votara a favor de la Ley del Palmeral, pero en la pregunta de la periodista, Ana Fajardo, se le advirtió de que el compromiso que su partido, Compromís, introdujo junto a sus socios en ese debate parlamentario fue el pagar fifty-fifty con el Ayuntamiento ilicitano los gastos del palmeral. Que dijera que "el compromiso que se asumió (por la Conselleria de Cultura) el año pasado (200.000 euros) está muy...muy bien" (si me lo permiten, con retintín) y que 24 horas después no haya rectificado, porque lo que vino a decir es que no van a cumplir con la ley, demuestra una de estas cuatro cosas: lo mal aconsejada que está, el bajísimo nivel que se puede llegar en política, que no le importa para nada el Palmeral o lo fácil que puede ser prometer y no cumplir, incluso con una ley, porque nadie después te pide cuentas. Y estando el alcalde de Elche, Carlos González, a su lado durante estas declaraciones; y también la líder de su formación, Compromís, en Elche, Esther Díez, que nadie le hiciera ver la gravedad de lo que estaba diciendo y la repercusión que iba a tener también dice mucho de la respuesta que el Ayuntamiento ilicitano va a dar en las próximas semanas a la responsable de la Cultura de todos los valencianos: ninguna. Mutis por el foro y a dos meses de elecciones....

Buena persona

Entre las críticas o alabanzas, lo que usted prefiera, que se pueden hacer al alcalde de Elche una es lo buena persona que es, quizá demasiado para el cargo que ocupa. Carlos González considera que las cosas pasan sin maldad y por ello, y quizá todo esto que pasó en el salón de plenos este miércoles sea un claro ejemplo porque no ha reclamado ni un solo euro a la Generalitat de la factura que costó el pasado año el mantenimiento del palmeral. El regidor rehúye de la pelea y de la confrontación, quizá no levanta la voz para molestar ni a su partido ni a sus socios, otra cuestión es a la oposición. Pero haciendo las cosas de este modo olvida quién le votó para alcalde, por cierto ¿quién le votó para alcalde, los ilicitanos o el PSOE?. Perdonen por la ocurrente duda.

Quizá considera que las meteduras de pata deben resolverse en un segundo plano, bien metiendo la cabeza bajo tierra o tapándolas para que escampen cuanto antes. Ni siquiera escenifica el enfado que debería tener. Y con ello demuestra que existe una evidente falta de empuje. Es como si alguien le hubiera dicho que cuanto menos se muevan las cosas con las elecciones tan próximas mucho mejor porque todo le va viento a favor. Y digo todo esto porque, a la respuesta de la consellera de Cultura a la pregunta, él añadió en el mismo acto: "hay que implicar a la Diputación y al Ministerio en la cofinanciación". ¿Cómo?. No no alcalde, hay que exigir a la Generalitat Valenciana que cumpla su compromiso económico. Hay que echar cuentas de lo que nos gastamos (que debe saberse ya cuando el presupuesto de 2022 se liquidó) y pasar la factura del 50% con cargo al departamento de Tamarit o al que corresponda porque en caso contrario, como me temo que ocurrirá, no estará defiendo a esos ilicitanos que están pagando y financiando con sus impuestos el día a día de la ciudad, sino que estarán pagando una parte de la factura que no le corresponde, porque así lo dicen una ley que ellos mismos aprobaron, y de lo que usted es el garante.

Por cierto, Tamarit vino a Elche obligada. Lo hacía para tapar el impresentable retraso que ha sido para esta ciudad el comprobar que la Generalitat y el Ayuntamiento de Elche han necesitado 16 meses para poner en marcha el Patronato del Palmeral del que que no saben cuándo tendrá Plan Especial del Palmeral y Plan Director. Y cada vez que oigo la frase: "se trabaja a contrarreloj" para algo, y para esto lo utilizaron este miércoles, tiemblo.

Tamarit tuvo un día plácido en Elche. Tanto lo fue, tantas fotos se hizo como consellera de Cultura, que hasta el Ayuntamiento, quizá agradecido, le invitó a participar de una de las tradiciones más queridas por los ilicitanos: la presentación de la ofrenda de palmas blancas que cada año se envían al Papa, a la Reina, a los obispos, a los presidentes de la Generalitat o del Gobierno. En un momento dado, a ella le tocó coger la que recibirá el obispo Munilla. Y no, por una vez no, en el pecado no lleva la penitencia.