Canal bajo del Algar

Canal bajo del Algar

Canal bajo del Algar

Antonio Gil Olcina

Antonio Gil Olcina

En 1900 Rafael Gasset y Chinchilla, ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, dispuso el inmediato comienzo de los trabajos para, tras el Avance General de un Plan de Pantanos y Canales de Riego (1899), elaborar un plan general de obras hidráulicas; empeño asumido por la recién creada Inspección General de Trabajos Hidráulicos, que redactó el Plan General de Canales de Riego y Pantanos (1902), más conocido por Plan Gasset. A los efectos que ahora interesan, es de resaltar que el ambicioso proyecto, carente de la información necesaria para adoptar decisiones fundadas sobre prioridades de las transformaciones en regadío, optó, erróneamente, olvidando razones esenciales, como criterio decisorio por el coste de conversión de hectárea. Ello condujo, automáticamente, a la total preponderancia, en detrimento de los mediterráneos, de los regadíos interiores: la marginación de las fachadas oriental y suroriental de la Península fue casi completa. Baste señalar que, en 1926, último año de vigencia del referido plan y sus aditamentos de 1909, 1916 y 1919, las realizaciones en tierras alicantinas se reducían al pantano de Isbert en la rambla de Gallinera, pendiente de revisión, y al canal del Algar.

Llamado entonces Canal de Eduardo Dato (1915), el canal del Algar se hallaba en fase inicial, construidas tan solo las presas de derivación. Tras la excepción figuraba la decisiva intervención del político comarcano más destacado de la época, el diputado conservador alteano José Jorro Miranda, datista de filiación y convicción, elegido sucesivas legislatura por la circunscripción de Villajoyosa. Como cabía esperar, durante el conflicto civil desapareció la mención del político conservador, reemplazada por la de Canal del Algar, y no se recuperó concluido aquel. En la primera mitad de los cuarenta, se utilizaron indistintamente las denominaciones de Canal del Algar y Canal Bajo del Algar. Esta última terminaría por imponerse a partir de 1945, año de las constituciones definitivas de la Comunidad de Regantes del Canal Bajo del Algar y de su Sindicato. El art. 3º de las Ordenanzas de la Comunidad de Regantes del Canal Bajo del Algar estableció: “La Comunidad puede disponer de los mil litros por segundo que se le asignan en el plan de riegos de la provincia de Alicante…”; y el art. 4º añadía: “Tienen derecho al uso de las aguas de que dispone la Comunidad para su aprovechamiento en riego, los pueblos de Nucía, Alfaz del Pi, Altea, Benidorm y Villajoyosa, en un total de cinco mil hectáreas”.

Con la vivencia próxima e intensa de la crítica situación padecida en la Marina Baja, en particular por Benidorm, durante el cuatrienio de sequía que culminaría en 1969, el aprovechamiento común de las aguas del Algar-Guadalest por diversas asociaciones de regantes y las poblaciones de Alfaz del Pi, Altea, Benidorm, Callosa d’En Sarrià, Finestrat, La Nucia, Polop y Villajoyosa hizo patente la necesidad de constituir una comunidad de comunidades, el Sindicato Central. Al objeto de que este garantizase el reparto del agua, conciliase derechos, armonizase el tradicional uso agrícola con la creciente demanda urbano-turística, aliviase las tensiones interior-costa por el agua, evitase litigios y controversias entre los distintos usuarios; y aunase esfuerzos para conseguir el incremento de disponibilidades hídricas epigeas y subterráneas. A tenor del espíritu y propósito originarios, casi una década, de 1973 a 1982, el Sindicato Central, bajo la presidencia de don Francisco Savall Llorens, el popular “Tío Quico”, que gozaba de general estima, y con el asesoramiento experimentado y muy hábil del secretario, don Diego Soria Pérez, concilió intereses, serenó ánimos y generó un ambiente constructivo de colaboración, que se tradujo, a pesar de la complejidad política de esos años, coyuntura económica adversa y erario exhausto, en importantes planteamientos y logros, desde la elevación de aguas del Algar al embalse de Guadalest a la EDAR de Benidorm, sin olvidar el revestimiento de las acequias correspondientes a los riegos integrados en el Sindicato o las mejoras en el vital campo de pozos de Sacos-Algar.

Casi una década después del año crucial de 1969, el Consorcio de Aguas de la Marina Baja, cuyo estatuto había sido aprobado por la Diputación Provincial de Alicante en 1973, no pasaba de ser un desiderátum; y así fue hasta el nombramiento, en 1978, como director técnico del mismo de don José Ramón García Antón, Ingeniero de Caminos e Ingeniero-Jefe del Ayuntamiento de Benidorm, excelente conocedor del problema hídrico de la Marina Baja, que hizo realidad el Consorcio y luego, como Conseller, auspició su consolidación; definiendo, muy atento a las necesidades reales de abastecimientos y regantes, las infraestructuras hidráulicas, aprovechando sosteniblemente los acuíferos, concertando usos del agua hasta entonces encontrados, anticipándose a la normativa estatal en regeneración y reutilización de residuales y, por último, garantizando el abastecimiento, en las peores sequías, con recursos foráneos; y, sobre ello, gracias al terciario avanzado y desalación en la EDAR de Benidorm, el riego. A partir de entonces, merced al amplio entendimiento y cordial relación con quien era, simultáneamente, secretario y mentor de la Comunidad de Regantes del Canal Bajo del Algar y del Sindicato Central de Usuarios de las Cuencas de los Ríos Guadalest y Algar don Diego Soria Pérez, se abrió y mantuvo, hasta el fallecimiento del Conseller García Antón en 2009, una larga etapa de colaboración extraordinariamente fecunda y fructífera.

Es de resaltar que, desaparecido el Sindicato Central de Usuarios (1982), la capacidad de plantear soluciones válidas, nacidas del conocimiento empírico de los problemas del regadío en la comarca y de reivindicarlas, llegado el caso, con fuerza, no se extinguió con aquel; permaneció, concentrada y robustecida, donde siempre había estado, en la Comunidad de Regantes del Canal Bajo del Algar. Manifestaciones inequívocas de esa perduración constituyen dos infraestructuras esenciales para la gestión y explotación sostenible e integral de los recursos hídricos de la Marina Baja; se trata, por un lado, del azud y estación de bombeo de Mandem, aguas abajo de la confluencia de los ríos Algar y Guadalest; y de otro, la incorporación a la EDAR de Benidorm de terciario avanzado y una planta desaladora, que proporcionan un efluente de excelente calidad.

Entre otras, y bien diversas, muestras de la amplitud de miras y protagonismo de la Comunidad de Regantes del Canal Bajo del Algar, que informan su trayectoria, para dar respuesta al serio desafío hídrico de la Marina Baja, cuanta destacada la de constituir servidumbres de acueducto sobre sus propias infraestructuras hidráulicas, con el Canal Bajo en primer término, para permitir el abastecimiento de Benidorm o prestar base a la gestión integral y sostenible del agua en la comarca mediante la conexión de las cuencas del Algar-Guadalest y Amadorio-Sella. Indispensable esta para el envío de sobrantes ocasionales en la primera a la segunda, a través del propio Canal Bajo del Algar y, más tarde, desde el citado azud y elevación de Mandem, por la nueva tubería de  900 mm; resulta así posible, en la actualidad, transferir simultáneamente, hasta la elevación del río Torres, 750 l/s por el Canal y el doble, 1.500 l/s, por la mencionada tubería, en torno a 200.000 m3 diarios; volúmenes que, sin la instalación de Mandem y dichas servidumbres de paso, circularían por el Algar hasta el Mediterráneo.

En la Marina Baja, el difícil desafío de conjugar el extraordinario desarrollo turístico y urbano con unas disponibilidades hídricas exiguas e irregulares ha encontrado la amplia y certera respuesta de una planificación hidrológica imaginativa, de sólida base empírica; en ella, la Comunidad de Regantes del Canal Bajo del Algar no solo ha sido la piedra angular y primera, sino catalizador necesario, en la doble acepción de promotor y canalizador. Este complejo planteamiento, técnicamente bien resuelto, incluye regulación de caudales epigeos, cuya mejora e incremento se pretende, explotación sostenible y bien cuidada de recursos subterráneos; y muy destacada, por sus características y consecuencias, la reutilización de aguas regeneradas (ultrafiltrado y ósmosis inversa). Asistido todo ello de conducciones generales que permiten una armónica simbiosis de dos sistemas independientes –los de aguas blancas y recicladas–, que funcionan al unísono, al compás del año pluviométrico e hidrológico; y suponen, sin duda, la referencia más novedosa y singular del conjunto. Añadamos, por último, la demanda, en sequías prolongadas e intensas, de volúmenes foráneos de socorro, que hoy podrían tener una u otra procedencia. Ningún sistema de gobierno de recursos hídricos en España posee un grado de control tan completo y perfeccionado como el estructurado en la Marina Baja por el Consorcio de Aguas en colaboración con las comunidades de regantes; acorde con el aprovechamiento integral, flexible, equilibrado y sostenible del agua, con movilización y empleo conjunto de recursos epigeos, subterráneos, no convencionales y, como se ha dicho, en caso de sequías duraderas, foráneos.

Con el excepcional aval de medio siglo de incuestionable éxito, el sistema configurado por el Consorcio de Aguas de la Marina Baja a favor de la vital colaboración de las comunidades de regantes, con la presencia pionera y crucial del Canal Bajo del Algar, ha de responder, bien pronto, a nuevas y crecientes demandas. Para ello precisan renovar, sin demora, sus infraestructuras; con ampliación, mejora e incorporación de otras (mayor capacidad de embalse, incremento en la regeneración de residuales, planta fotovoltaica). Solo así, con el debido y merecido respaldo de las administraciones públicas competentes, resultará posible la continuidad del mayor y mejor logro: una excelente administración de los escasos recursos hídricos o, por mejor decir, una insólita y admirable gestión del agua.