Viviendas y mentiras

Yolanda Díaz y Ada Colau saludan a la gente que disfruta de Sant Jordi en Barcelona.

Yolanda Díaz y Ada Colau saludan a la gente que disfruta de Sant Jordi en Barcelona. / RICARD CUGAT

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Antes se prometían empleos y ahora se prometen viviendas. La campaña es una inmensa promesa con baño, dos dormitorios y un salón. Promesa en forma de pisito con vistas a la campaña electoral. Todo candidato que se precie promete darnos techo aunque sus ideas no nos puedan dar cobijo. Promete viviendas Sánchez y promete viviendas Feijóo, aunque ambos quieren vivir en la misma: en La Moncloa. De momento el que la habita es el líder del PSOE. El del PP ha progresado también: ha cambiado su vivienda en Galicia por otra en Madrid aunque ambos parecen haberle alquilado a sus asesores el pensamiento y las iniciativas. En Madrid, el político gallego tendrá ahora más ruido pero eso le irá enseñando que en el barrio de la política no se tiene mucha paz y hasta los vecinos pueden traicionarte. Aunque él puede no ignorarlo: expulsó a Pablo Casado de la comunidad de vecinos de Génova.

No hay político sin su promesa sobre la vivienda, que huele a cerrada. Feijóo habló del milagro de los panes y los pisos en afortunado juego de palabras, si bien la cuestión es más de penas y pisos. Podemos pide intervenir los alquileres y los precios, pero Podemos siempre quiere intervenir y a veces se le va la fuerza por la boca o el micrófono de tanto intervenir en los medios. Yolanda Díaz se ha comprado un mirador a la izquierda y ahora pretende que los votantes y los partidos a la siniestra del socialismo suban allí y le den su confianza. Algunos tendrían que comprar un adosado para meter a su ego, que no cabría en un pequeño ático. Las VPO son ya más raras que los ovnis y el españolito aspirante a tener morada no solo ha de emplear gran parte de su sueldo, también gran parte de su energía y de sus pensamientos. Me falta un titular que diga: cada español dedica las tres cuartas partes de su pensamiento a la vivienda. Vamos a hablar más de vivienda que de vivir, más de alquileres que de sueños. Urge organizar un partidito arrendatarios contra arrendados. A lo mejor no se hacen más viviendas sociales porque los que deberían hacerlas tienen una cara de cemento armado. Y claro, no les queda cemento para acometerlas.

Las administraciones se echan la pelota unas a otras con tal de no echarse los ladrillos. No falta quien prometiendo viviendas lleva toda la vida habitando un escaño. Los electores pudientes no dejan entrar en su casa las promesas pero a los que habitan en pisos con paredes de papel se le filtran por el techo y les penetran en la sesera quieran o no. Juegan con nuestro futuro cuando lo que quisiéramos es que nos lo hipotecaran. A ser posible con cuotas mensuales invariablemente bajas. Esto no hay quien lo arregle. A ver si nos dan un descansillo.