Alicante y la EUIPO

Una vista de las instalaciones de la EUIPO en Alicante.

Una vista de las instalaciones de la EUIPO en Alicante. / Pilar Cortes

Luis Berenguer Fuster

Contar una historia que se remonta a 1993 puede ser interpretado como un ejercicio, al que, reconozco, soy bastante propenso, de contar historias de Abuelo Batallitas. Pero dígase, en mi descargo, que la noticia publicada ayer sobre el importante, y positivo, impacto sobre la economía alicantina, y de la Comunitat, de la existencia de la EUIPO -antes OAMI- en nuestra tierra me permite presumir la actualidad del tema.

El haber vivido muy de cerca aquellos momentos iniciales me induce a recordar ciertos aspectos que posiblemente hayan sido olvidados por muchos. Y que otros tantos quisieran olvidar. Pero no tema, querido lector, que aunque me apetece contar muchas cosas, me limitaré a relatar tres únicos elementos. Y ni uno más.

El primer punto consiste en poner de manifiesto que, aunque a algunos les pese, la decisión de ubicar la Agencia de la UE en Alicante, la tomaron políticos socialistas, fundamentalmente, Felipe González, Joan Lerma y Juan Ignacio Montó, un alicantino entonces Secretario de Estado de Industria, que tuvo una intervención fundamental, y a quien, por cierto, no se le agradecido bastante su intervención. ¡Qué le vamos a hacer! Como en el cuento del escorpión y la rana, ¡es nuestro carácter! Y aunque pueda parecer un ejercicio de mi propio ego, y no diría yo que no, no se puede olvidar la intervención de Martín Sevilla y la propia mía. Eso sería, sobre todo injusto para Martín, que tuvo una intervención más que importante en el tema. Felipe quería descentralizar organismos, y le había prometido a Joan una Agencia europea para la Comunitat. Joan, decidió que fuera en Alicante, y Juan Ignacio fue el “deus ex machina”, con nosotros dos, consellers, apoyando la jugada. En definitiva, que todos los que intervinimos éramos del mismo color político, el socialista.

Ni que decir tiene que la decisión del Consejo de Ministros de noviembre de 1993, designando a Alicante como sede de la OAMI fue acogida muy bien en nuestra tierra…… por casi todos. Algún periódico nacional, entonces enfrentado con Felipe, publicó que, en el reparto de sedes, España se había quedado con Agencias de segunda categoría, mientras que nosotros sabíamos que la OAMI era la más importante de las que se repartían. Y los años han terminado dándonos la razón.

El segundo punto viene a enlazar con el anterior. He dicho que fue bien acogida por casi todos. Pero no por el Partido Popular, ni los propios ni los que a ellos se acercaban. Entre éstos últimos estaba Díaz Alperi, que ya intentaba patrocinarse como candidato a Alcalde por los conservadores, y, a la sazón, no se sabe muy bien porqué, (que conste que yo sí que lo sé, pero no es el caso contarlo ahora) Presidente de la Cámara de Comercio, que dijo que la designación se debía a las acciones de protesta por la discriminación de Alicante, un tema ya viejo al que ahora (¿son verdaderamente tiempos nuevos?) repite Mazón. Sólo le faltó decir que se debía a su intervención, pero se sobreentendía. ¡Eso sí que es ego!

Al PP la designación le vino mal porque le rompía su discurso sobre la discriminación de Alicante que, insisto, es el mismo que repite Mazón. ¿Es que estos chicos no tienen forma de plantear nuevas ideas? Obviamente la respuesta es que no. Sin olvidar que la inicial postura del PP nacional consistía en que la sede debería estar en Madrid, el propio Zaplana se lanzó a minusvalorar la importancia de la OAMI, considerándola una simple estafeta para presentar documentación. Por no hablar del converso Diego Such, que con fe de catecúmeno, lanzó en un debate que mantuvo conmigo en la CAM, una opinión sobre la OAMI que, en el improbable supuesto de que alguien le hiciera caso, se quedaría con la idea de que la Agencia Europea iba a ser poco más que una ventanilla de la Oficina Siniestra, con un solo funcionario tras ella. Eso sí, con manguitos y gorra de visera.

Unos años después, en estas mismas páginas, Juan Ramón Gil, recordaba estas maniobras del posicionamiento del PP contra la OAMI. Sin olvidar, por supuesto, los palos que puso en las ruedas para que pudieran tener las instituciones europeas una imagen de conflictividad que les incitaran a cambiar la sede. Porque muchas ciudades, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, eran más que conscientes de la importancia de la OAMI, y no se resignaban a perderla.

Entre los palos en la rueda no puedo dejar de recordar el conflicto por el otorgamiento por parte del Ayuntamiento de Alicante, ya en manos del PP, de las licencias de dos hoteles ante lo que se había concebido como un edificio singular, lo cual, por cierto, provocó una protesta ante el Ayuntamiento alicantino por parte de funcionarios europeo, que, de por sí, no son muy dados a significarse con quejas y protestas.

Y dejo para el final un hecho que en cierta medida tiene relación con el tercer punto. En el año 1994, como quiera que la OAMI tenía que empezar a inscribir marcas y diseños, en definitiva, ponerse en marcha, se inauguró una sede provisional hasta que se terminara el proyectado edificio singular. Pues bien, en el acto de inauguración, asistieron autoridades, representantes de la sociedad civil y de los partidos…. menos del PP. Tal vez porque, como declaró a este mismo periódico uno de sus representantes, con gran sinceridad: “no les apetecía”

Y llegamos al punto final. En junio de 1999, a dos días de terminar la campaña electoral para las elecciones europeas, autonómicas y municipales, el PP, con Aznar al frente, montaron una ceremonia, que ni la coronación de Carlos III, con la finalidad de inaugurar la sede definitiva de la OAMI, que todavía no estaba acabada. Trajo a todas las autoridades de la Unión Europea, Consejo, Comisión y Parlamento, a su show que nadie podrá negar que tenía un innegable interés electoral. Buena imagen: después de ningunear la sede de la agencia, la aprovechaban a su mayor boato y gloría. Por cierto, entre los miles de invitados no se encontraban ni Joan Lerma ni Juan Ignacio Moltó. No convenía recordar a quien se debía y quien la había boicoteado.

Pero, a lo que vamos. El victimismo alicantino, que tanto explotó Zaplana y ahora reproduce Mazón pensando que es una fórmula de éxito, resulta muy peligroso. Y ahora, muchísimo mas, cuando el Preasident Ximo Puig ha demostrado una gran sensibilidad hacia Alicante y su provincia. Pero ¿qué le vamos a hacer? Nemo dat quod non habet. Nadie da lo que no tiene y por eso no podemos pedir ideas al PP, cuando no las tiene.