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Hacia una historia obrera del puerto de Alicante

Hacia una historia obrera del puerto de Alicante

Hacia una historia obrera del puerto de Alicante / AntonioAdsuarSomosTerreta

Antonio Adsuar

Antonio Adsuar

Alicante es, en esencia, puerto. No por casualidad mi primer artículo en este diario, hace ya casi un año, se tituló «Alicante, alma de puerto».

El mar, nuestro querido mar, da sentido a nuestra historia, a nuestra esencia, a nuestro mismo ser.

El puerto es el lugar mágico donde ciudad y mar se reúnen, es ese punto clave en el que el Mediterráneo pasa a ser Alicante y Alicante se mediterraniza.

La historia de nuestra excelente rada alicantina, de nuestro sobresaliente puerto, se ha contado eficazmente infinidad de veces.

Completos textos como la «Historia de Alicante» en dos tomos, publicada por nuestro diario INFORMACIÓN en 1990 o «Alicante en el siglo XVIII: economía de una ciudad portuaria» de Enrique Giménez (1981) nos sirven como referencia general.

No obstante, y este es el punto de mi artículo de hoy fiel lector, raramente se ha relatado el puerto y su vida diaria desde la óptica de sus trabajadores.

Durante más de cinco años he estado leyendo (casi) todo lo que caía en mis manos para tejer mi libro «Alicante total, una nueva historia de la Terreta alicantina (1151-1983)». Sin embargo, a pesar de haber consultado decenas y decenas de libros, he constatado que se ha hecho muy muy poca historia obrera de nuestro puerto.

Mi objetivo hoy es señalar esta tarea pendiente y motivar futuros trabajos sobre esta temática. La historia de la dársena comercial alicantina y de la ciudad en general, a mi modo de ver, se ha escrito demasiado desde una óptica de élites.

Una burguesía potente y dinámica comparece en la narración sobre nuestra urbe del Benacantil demasiado en solitario. En numerosas ocasiones he leído en magníficos textos cómo se fue conformando la clase dirigente alicantina.

Fruto de la fusión de intereses de una clase social formada por terratenientes con ricos campos y producción agrícola situados en la huerta de Alicante y de una burguesía extranjera en origen y ligada al puerto y sus intercambios internacionales, nació nuestra excelente clase alta y media alta.

Estas clases directivas marcaron la idiosincrasia de una ciudad que se quiso y se supo cosmopolita, abierta, próspera y liberal.

La burguesía cosechera-comercial forjó un gran Alicante. Y eso es, a mi modo de ver, positivo. No obstante, ¿acaso no fue necesaria para erigir esta gran villa nuestra una clase trabajadora importante, laboriosa y experta en tareas portuarias?

La respuesta es por supuesto sí. Alicante ha sido, históricamente y hablando en términos generales, una ciudad con poca industria y pocos obreros.

Hasta la enorme aparición de la fábrica de tabacos a principios del siglo XIX, no hubo un gran núcleo de trabajadores industriales (de trabajadoras en este caso, ellas eran las cigarreras)organizados.

Pero, desde luego, sí tuvo que haber un gran contingente de clase popular trabajando en el puerto. Su historia, cómplice lector, no ha sido apenas contada.

En este sentido, como ya dije, mi papel hoy aquí al escribir estas líneas que ahora lees, es el de lanzar preguntas que inciten a la reflexión y llamen la estudio. ¡Vamos allá!

¿Qué oficios se desarrollaron en torno al puerto?, ¿cómo eran los estibadores de los siglos pretéritos?, ¿cómo fueron las condiciones de trabajo en el puerto y cómo evolucionaron éstas con el tiempo?, ¿de dónde provenían los operarios del puerto?, ¿cuáles fueron sus edades?, ¿en qué barrios vivían y en qué condiciones lo hacían?

Hemos de ir construyendo una sociología histórica de las clases populares vinculadas al puerto de Alicante y a su constante crecimiento. Yo, como soy especialista en historia contemporánea, pondría especial acento en las huelgas obreras, en la incorporación de estas clases bajas y medias-bajas al derecho al voto durante el siglo XIX, en el papel de esta clase obrera en nuestro convulso siglo XX.

¿Quién podría promover estos estudios divulgativos que estoy tratando de sugerir? Desde luego sindicatos como UGT o CC OO podrían impulsarlos. La Universidad de Alicante podría incentivar la producción de artículos y trabajos de fin de grado y fin de máster sobre estas temáticas.

Se podrían crear blogs, recogiendo por ejemplo la historia oral de los trabajadores de la rada alicantina que hayan vivido en primera persona las transformaciones de los años 1950, 1960, 1970 y posteriores.

Realizada ya la propuesta de base, me gustaría desarrollar ahora una mini-historia del puerto de Alicante, con el objetivo de destacar algunos de los hitos más importantes que han jalonado su evolución y vincularlos sucintamente a la vida de los obreros portuarios.

Ya Alfonso X El Sabio, cuando a mediados del siglo XIII arrebató a los musulmanes la ciudad de Alicante cuando aún era infante de Castilla, concedió a nuestra urbe privilegios para fomentar su comercio por mar.

Con el rey de la Corona de Aragón Jaime II entró Alicante a pertenecer al Reino de Valencia a partir de 1304. Esta incorporación significó para nuestra ciudad pasar a formar parte de la excelente red de puertos de nuestra federal Corona catalano-aragonesa.

La ciudad prosperaba e iba incrementando su importancia. En el siglo XV el comercio se disparó y la urbe creció. La relevancia ganada es reconocida por el rey Fernando el Católico, que concede a Alicante el título de ciudad en 1490.

¿Cómo vivieron las clases populares estos cambios?, ¿mejoraron sus condiciones materiales gracias al auge de nuestra capital?

Durante la edad moderna (1500-1800) el puerto fue creciendo y mejorando, llegándose a construir unas mínimas infraestructuras que complementaran la conveniencia natural de nuestra dotada dársena.

En 1803 aparece la primera Junta del puerto y a finales de este siglo es declarado Alicante «puerto de interés general de primer orden».

En 1901, mostrando el avance constante tan característico del alicantino, se crea por primera vez una «Junta de obras del puerto», que quiere remodelar y mejorar las instalaciones que permitan una más óptima carga y descarga de las mercancías.

Gracias a las gestiones de Don José Canalejas, presidente del gobierno desde 1910 hasta 1912 (cabe recordar que era elegido diputado por Alcoy), nuestro puerto fue cada vez más autónomo, no necesitando el permiso del gobierno central para acometer las necesarias reformas.

¿Qué papel jugaron los trabajadores en todas estas mejoras?, ¿se incrementaron sus salarios?, ¿cómo modificaron las nuevas técnicas sus rutinas de trabajo?

Durante el siglo XX, especialmente durante los felices 1920 y hasta el estallido de la guerra civil en 1936, el comercio marítimo de Alicante siguió viéndose incrementado.

A partir de los años 1960 y sobre todo en los años 1970, nuestro puerto sufrió un importante declive por su incapacidad de adaptarse al sistema de contenedores, que revolucionó las formas de transporte marítimo por completo.

La ciudad de Valencia tomó la delantera, situándose muy por encima de Alicante por primera vez a partir de los años 1980.

En las últimas décadas nuestro puerto ha sufrido enormes transformaciones. La zona de levante ha quedado como puerto deportivo, centrado en el ocio y el recreo, mientras que la actividad comercial e industrial se ha desplazado al muelle de poniente.

Sería interesante también realizar estudios sobre la evolución de las condiciones de vida de los trabajadores del puerto a partir de 1960.

Me dispongo a ir concluyendo ya amable lector, gracias por haberme seguido hoy hasta aquí. Como dije al principio Alicante es mar y es puerto, en Alicante todo pasa por entender el puerto.

Contamos con valiosos estudios sobre la actividad marítimo-comercial y el liderazgo de nuestra burguesía ha sido bien analizado y relatado.

Nos falta, lo repito para ir cerrando mi texto, una narración completa, eficaz y amena que nos permita conocer la vida de las clases populares ligadas a nuestras duras pero muy decisivas tareas portuarias.

Queda lanzado, de nuevo, otro reto.

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