Marcianicos

Abascal: "Ante esa izquierda cada vez más dañina, vemos un señor Feijóo cada día un poco más despistado"

Abascal: "Ante esa izquierda cada vez más dañina, vemos un señor Feijóo cada día un poco más despistado" / EP

Javier Mondéjar

Javier Mondéjar

No soy para nada seguidor de teorías como la de los antiguos astronautas, que desde Von Daniken para acá valen igual para un roto que un descosido y sirven tanto para probar que los extraterrestres construyeron las pirámides de Giza como que inventaron la fabada. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, empiezo a pensar que esos chalados entrañables, (no hay más que verlos en el Canal Historia), a lo mejor no andan tan desencaminados y algunos alienígenas habitan entre nosotros.

Esta semana me ha venido a dar la razón un astronauta de los de la NASA, John Grunsfeld, que declaraba en una entrevista: «no pensaba que hubiera alienígenas aquí hasta que Trump se convirtió en presidente». Me cabe una duda: no sé si pensaba en el propio Donald o en sus millones de seguidores.

Analicemos. El ascenso de Trump más parece obra de una civilización extraterrestre que de la tradición constitucionalista de los USA. Segundo concepto: por mucho que sean de fuera de la Tierra no obligatoriamente tienen que estar en un escalón superior de desarrollo. De hecho se advierte un retroceso, porque los antiguos astronautas constructores de la pirámide de Chichen Itzá no pueden ser los mismos que sentaron en La Casa Blanca a un ser anaranjado tan evidentemente inacabado. Por lo menos podían haber terminado de cocerlo y que no fuese cantando tan a las claras su procedencia marciana. Hombre, chicos, un poco de cabeza, los humanos somos tontos, ¿pero tanto?

Y ya puestos tengo muchas dudas sobre la procedencia terrestre de Sánchez y Feijóo. Visto el debate no me quedó nada claro quién es más marciano. En algunos momentos llegué a pensar que me estaba equivocando con la elección de canal y pensé darle al mando, que he disfrutado de alegatos mucho más ingeniosos en Forjado a fuego. Claro que comparar a estos dos aspirantes con cualquiera de los jueces del programa en el que se fabrican espadas maravillosas y su arma, señor, mata, es como poner al mismo nivel a un tiktoker y a Borges, Don Jorge Luis.

Si los dos alegres opositores a la Moncloa son producto de mentes alienígenas es que sus científicos no tenían un buen día o no se aclararon con la receta. Me da a mí que se pasaron dos pueblos con el bote de interruptus contrarius y no llegaron a echar ni una gota del frasco propositivo. Fíjense que ya he llegado a dejar de indignarme porque me mientan en campaña, pero esta vez ni siquiera cabía la posibilidad, porque para engañar hay que presentar proyectos, y ya me contarán... Y de ironía, sarcasmo, empatía, inteligencia emocional o carisma, cero. Un producto muy mal terminado, señores extraterrestres. Es como cuando Igor va a buscar un cerebro para Frankenstein y encuentra el tarro de A-Normal.

Mientras lo veía me acordaba de un duelo al sol entre el González más acorralado por la «brunete mediática» y el Aznar más faltón. Volaban tiros de trinchera a trinchera y al «váyase a casa» se respondía con un «Anguita y Aznar son la misma mierda». Y todos tan contentos. Se podía argumentar acerca del estilo, pero no de la procedencia inequívocamente carpetovetónica: tan españoles y tan recios como el jamón de jabugo y la morcilla de Burgos.

Los del debate son todo lo contrario. Se estarán frotando las manos Yolanda y Abascal, la primera porque se va a llevar un puñado de votos de defraudados a su saca y el segundo porque, literalmente, va a hacer de su capa un sayo con ese señor tan inconsistente.

Entre medias los pobres ciudadanos nos quedamos con la sensación de que vamos de Herodes a Pilatos y que, partiendo de la nada, podemos alcanzar las más altas cotas de la miseria. Es como para exiliarse a Kazajistán, que muy demócratas tampoco es que sean, pero al menos son muy kazajos y mucho kazajos que decía Rajoy.

Otro al que echar de menos porque a chascarrillos y sabiduría ciclista y balompédica no había quien le tosiera. Al menos no era marciano, porque un tipo tan irrepetible es imposible de crear, no hay elementos en la naturaleza que lo permitan.

Así que ya saben, los extraterrestres se han mezclado con los terrícolas y están a punto de conquistar el Mundo. Mal no nos iría si hubiesen fabricado bien los líderes que intentan endilgarnos, pero el ocaso de su civilización me temo que les tiene perplejos. No digo yo que se saque del laboratorio con facilidad un Alejandro Magno o un Ramsés II, pero esfuércense un poco.

Aprovecho que sé de buena tinta que me leen para pedirles un último esfuerzo: llévense a Trump, a Feijóo y a Sánchez a una galaxia muy muy lejana y suéltenlos por ahí. Tendrán mi eterna gratitud.