Contra el blanqueo del franquismo

Hay una decisión del alcalde, Pablo Ruz, todavía más perturbadora. Ha decidido que no va a desarrollarse el centro de interpretación de la Guerra Civil previsto en el pliego de condiciones porque considera que el planteamiento ‘no era objetivo’.

La Cruz de Paseo de Germanías

La Cruz de Paseo de Germanías / Antonio Amorós

Esther Díez

Esther Díez

El primer gobierno de ultraderecha en Elx ha decidido que su fórmula para la reconciliación democrática es mantener una cruz franquista. Hablamos de un monumento levantado en 1944 por la plana mayor de la dictadura y dirigido ‘A los caídos por Dios y por España’.

Pablo Ruz y Vox han tirado de argumentario clásico negacionista para blanquear el origen de este monumento. Típico tetris ideológico de las derechas. Ensalzan un símbolo franquista sin apelar a su naturaleza y defienden el olvido como fórmula mágica de la democracia. Ya saben, hay que mantener los elementos de la dictadura, pero con maquillaje del siglo XXI.

Con esta decisión perdemos una oportunidad única. El paseo en que se ubica esta cruz, el Passeig de Germanies, va a rehabilitarse en profundidad en el marco de los fondos europeos que Elx obtuvo durante el gobierno progresista y la previsión era retirar este símbolo para asegurarle a este espacio público de la ciudad los valores democráticos que sus vecinos y vecinas merecen.  

Pero hay una decisión del alcalde, Pablo Ruz, todavía más perturbadora. Ha decidido que no va a desarrollarse el centro de interpretación de la Guerra Civil previsto en el pliego de condiciones porque considera que el planteamiento ‘no era objetivo’. Este espacio tenía como fin explicar los derechos que fueron vulnerados durante la contienda y, al mismo tiempo, servir como centro para poner en valor los derechos humanos, de la mano de Amnistía Internacional. Todavía no sabemos qué elementos del golpe franquista y posterior dictadura no le parecen bien abordados.

La reforma de Paseo de Germanías que ha comenzado en Elche

La reforma de Paseo de Germanías que ha comenzado en Elche / ANTONIO AMOROS

Como mínimo, esa postura de Ruz nos habla de la equidistancia entre democracia y dictadura, algo terriblemente grave para la salud democrática de esta ciudad. Y así tenemos que denunciarlo. Abonar un discurso que pone en el mismo lugar la defensa de los derechos y libertades que un sistema que los pisoteó es una amenaza directa a la convivencia.

Ese es el trasfondo de esta medida del gobierno municipal, blanquear el franquismo. No lo perdamos de vista. Por mucho que quieran taparlo utilizando la figura del primer alcalde de la democracia. La normalización de la dictadura tiene consecuencias terribles para los debates actuales. En definitiva, es una postura que sirve para alimentar el discurso de que el machismo, el racismo, la LGTBIfobia o el negacionismo climático no son para tanto, que quizás nos hemos pasado en la defensa de la igualdad y de la viabilidad del planeta. En definitiva, son las mismas confrontaciones ideológicas de siempre: avanzar en justicia social o perpetuar los privilegios de unos pocos.

Por cierto, tampoco nos engañemos con otro elemento, la postura del alcalde no hubiera sido diferente sin Vox en el gobierno municipal. Siempre ha tenido clara la defensa de este símbolo franquista. De éste y de los que se precien. Por mucha operación de marketing en la que se vende la renuncia a ideologías y se potencia la sonrisa, la esencia nunca desaparece.

Ante ello, es imprescindible que reivindiquemos políticas de memoria democrática en nuestra ciudad. Medidas que defiendan los derechos humanos en este contexto reaccionario. Lo que está en juego no es el pasado, es el presente y el futuro. Está en juego no dar ni un paso atrás en los derechos y libertades conquistados, seguir ampliando políticas que nos protejan y respeten. Sigamos haciendo de Elx un ejemplo de concordia, de la de verdad.