Hola, soy Dios
El índice moral
─¿Y esa cara, JC? Déjame adivinar: Algún descalzaperros en tu país favorito, Hispania.
─Afirmativo, Pa. No hay semana que no me lleve un berrinche bíblico.
─Cuéntame, pero explícamelo como fuera un niño de preescolar, que ya voy teniendo unos milenios…
─Veras, Pa. Alfonso, exjugador de fútbol, ha hecho las siguientes declaraciones: “Creo que no puede ser equiparable para nada el fútbol femenino y el masculino, porque todo va en función de los ingresos que generes y de la repercusión mediática".
─Bien. Sensato.
─Pues por eso se ha retirado su nombre del estadio de fútbol de su localidad, Getafe.
─¿Con qué acusación?
─Machismo, Pa.
─¡Por el amor de mí mismo!
─Pues en la Cadena SER, emisora española bien conocida, la retirada del nombre del estadio les parecía muy bien: "Decir que el fútbol masculino genera más que el femenino es 'el timo de la estampita del capitalismo'. Tenemos que valorar el fútbol con un índice moral"
─¿Índice moral?
─Lo que oyes. El timo de la estampita del capitalismo. En otras palabras, esos señores postulan que las aspiraciones de cualquiera se vean satisfechas.
─No comprendo. Recuerda mi edad…
─Claro, claro. Perdona. Con esta teoría, los señores que tocan los sábados por la tarde en verbenas de pueblo deberían ganar lo mismo que los Rolling Stones. Y el cocinero de la fonda de María la Sorda tener el mismo patrimonio que Ferrá Adriá.
─Es decir, que según estos genios hay que pagar lo mismo a gente que haga algo parecido, aunque unos tengan éxito y otros no destaquen ni a las canicas.
─Eso es el índice moral, Pa.
─¿Entonces el sujeto que escribe estas líneas debería ganar lo mismo que Ken Follet por sus libros?
─Vas cogiendo la idea, Pa.
─Sí, lo voy pillando, como dicen los jóvenes de la vigesimoprimera centuria. Cobrar diferente es una idea súper machista, patriarcal y retrógrada. ¿No es así?
─Así es. Toca forrarse sin que le importe a nadie un comino el trabajo que desarrollas. Mismo trabajo, mismo sueldo. Lo demás son mandangas decimonónicas.
─Pues estoy nada de acuerdo. Esta “igualdad” a la que aspiran los nuevos progres es contraria a la naturaleza que otorgamos a los humanos. El mundo es desigual, y nuestra aspiración –y la de los humanos bienintencionados─ es que no sea gravosa para los más desfavorecidos.
─En otras palabras, que los que menos tiene puedan vivir de forma digna.
─Lo vas pillando. No se trata de igualar a la gente, porque eso, lamentablemente, solo se puede hacer por abajo. Y de eso entienden mucho esos progres, a los que se les llena la boca de derechos… para ellos, y obligaciones… para los demás. Se trata de estimular el progreso, el esfuerzo, la ambición sana de vivir mejor, de que los hijos superen a los padres. Esa es la única manera de hacer avanzar la sociedad… los humanos ya han tenido experiencia en sentido contrario que no hace falta recordar, ¿verdad tovarich?
─¿De verdad que en esto se ha convertido España? ¿La España de don Pelayo, de Ramón y Cajal, de Blas de Lezo, de Suárez, de…? ¿Cuándo vamos a decir basta a la pandilla de idiotas e idiotos que nos abruman con sus sandeces canceladoras? ¿Estamos ante el fin de la vida inteligente en el planeta?
─Esa es una buena pregunta, JC. Quizá una de estas semanas podamos contestarla. Aunque la situación actual en el planeta no invita al optimismo, precisamente…
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