SALÍ DE CASA CON LA SONRISA PUESTA

¿El ganador se lo lleva todo?

Imagen de archivo de una ruleta en un casino.

Imagen de archivo de una ruleta en un casino. / Tony Sevilla Jr.

Luis Beltrán Gámir

Luis Beltrán Gámir

The winner takes it all es un gran éxito de ABBA, compuesto en 1980 por Björn, tras divorciarse de Agnetha. Es, probablemente, la más hiriente canción de desamor que he escuchado, en las antípodas de la divertida Sufre mamón. Estudiando BUP en los Jesuitas de Alicante, un profesor preguntó: "Algunos nacen con estrella, y otros estrellados, ¿dónde os situáis?". Como siempre fui un tío del montón, y por tanto, me parecía que "no había nacido con estrella", pensé que algo tenía que hacer para no estrellarme. Ser listo consiste en conocer tus limitaciones.

En la vida, hay pastel para todos. Unicamente tienes que buscar tu sitio en el mundo. Y, los que no tenemos una inteligencia superior y estamos "en la mitad de la tabla",  tenemos menos margen de error. Si no estás en el camino correcto, ni con la gente adecuada, cambia de dirección y corrige de inmediato. Es indiferente si has invertido tiempo y esfuerzo, y el miedo que te dé dar la vuelta. Si no lo haces, tu arrepentimiento será mucho peor. Meter la pata no es el problema, sino no rectificar, y empecinarte en que tenías razón. Hay un proverbio turco que dice: "no importa cuanta distancia hayas recorrido por el camino equivocado, da la vuelta y regresa". Ese trabajo que ves que no es para ti, esos estudios universitarios que no te convencen, esa relación sentimental que no te llena, ese amigo plasta gorrón que no es buena hierba para tu jardín..... incluso ese bodrio de película que empezaste a ver. Curiosamente, con los libros no nos pasa, si es un tostón, lo aparcamos en el capítulo tres. Confío, amigo lector, que no te ocurra eso con mi artículo.

Busca un puesto laboral que te llene y se te dé bien. No hay que ser CEO para ser un ganador, únicamente debes intentar ser diferencial respecto a los demás. Como leí a Omar Molina García: “En la vida se trata de ganar día a día, sin necesidad de llegar los primeros”. Muchas veces hay que seguir estudiando, porque vivimos en una sociedad en permanente cambio, y tener hoy todas las respuestas no te garantiza que mañana no cambien las preguntas. Reconozco que debería aplicármelo más a menudo. Si no tienes capacidad de adaptarte y aprender, de poco te servirán tus títulos y experiencia. Ninguno nació aprendido, todos tenemos a veces miedo de no dar la talla, pero piensa que nadie es perfecto, y tú no debes ser tu mayor verdugo. En alguna ocasión te rechazarán para un puesto de trabajo. Debes aprender que no puedes gustar a todos. El profesor Antonio Espinosa dijo: "La vida muchas veces te trae heces, es inevitable. Decide si rebozarte en ella y oler mal, o usarla como fertilizante". No es un fracaso, sino un aprendizaje. Sé positivo, piensa que las personas felices no pierden el tiempo haciendo el mal a los demás. Eso es propio de gente frustrada, envidiosa y mediocre. Como decía mi madre: "En ningún lugar se está peor que a disgusto en la propia piel".

¿Qué otras cosas podemos hacer? Desde luego, tener la máxima educación. Y lo primero de todo es ser puntual. Con independencia del puesto laboral que tengas, es intolerable que hagas esperar alegremente a la gente. Si tu tiempo vale, el suyo, también, no lo desprecies. Sócrates dijo que las cuatro características que corresponden a un juez deben de ser: "escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente, y decidir imparcialmente". Una pena que no hablase de la puntualidad, porque estos magistrados que señalan el primer juicio a las 9,30, y aparecen a las 10, sin excusarse lo más mínimo, probablemente sean geniales dictando sentencias, pero educación no tienen ninguna. Incluso en la vida personal, quedar con alguien para tomar café, y tenerle allí esperando veinte minutos, cuando vives pegadito a la cafetería, es indignante. El respeto por los demás es esencial, si quieres progresar. Si pretendes que te respeten, hazlo tú también con las opiniones y acciones de tus compañeros de trabajo. Y no te alteres cuando encuentres a un imbécil: hay más. No le prestes atención. Mantén tu atención en lo que importa. Humildad, como cantaba El último de la fila: "Nadie es mejor que nadie". Recuerdo a un alumno muy brillante, con un futuro espectacular, que alardeaba de joven de lo bien que le iba a ir. Ahora está con deudas, no puede poner bienes a su nombre, sin amigos, con un aspecto físico lamentable, y compitiendo con Enrique VIII en cuánto a divorcios. El "ganador", en este caso, resultó que no lo era tanto, y no se llevó nada.