El teleadicto

Milá se contuvo

Mercedes Milá e Inés Hernand en una foto promocional de No sé de qué me hablas.

Mercedes Milá e Inés Hernand en una foto promocional de No sé de qué me hablas. / RTVE

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Debo reconocer que en su segunda entrega No sé de qué me hablas encontró su medida. El guirigay que presidió el estreno del programa lo convirtió en una especie de piloto que nunca debió emitirse. Pero en esta edición dedicada al humor el invitado era Andreu Buenafuente, el mejor conocedor y dominador del tempo televisivo en la actualidad (y mira que ese concepto es difícil de conocer). Quien mejor practica el arte de la entrevista, las réplicas, las repreguntas y los silencios. De manera que es prácticamente imposible que un programa a donde él va como invitado salga mal.

En este segundo programa por fin entendimos de qué va No sé de qué me hablas, porque nos enteramos de cuál es la función de la colaboradora Inés Hernand (calificarla de copresentadora estando en el plató Mercedes Milá no tiene sentido; Isabel Tenaille sí era copresentadora de Dos por dos). También nos fuimos enterando de la intención que tiene invitar a los dos personajes en cada sesión. Fue muy arriesgado llevar a Fernando Esteso, siquiera un tercio del tiempo que duró la entrevista a Buenafuente, porque podía ocurrir lo que ocurrió: solamente el modo en que saludó a Inés Hernand fue uno de los momentos más groseros vividos en la televisión pública en los últimos años, y totalmente espontáneo. Pero sirvió para poner a cada uno en su sitio y a corroborar cómo, en efecto, la mayor parte de los invitados a la grada no habían nacido cuando este señor rodó sus películas de destape.

Por cierto, quien pueda que no se pierda en TV3 Vosaltres mateixos, Buenafuente en su mejor versión. Ya ha emitido tres entregas.