TEATRO CRÍTICA

Tragicómico sentido en “Tío Vania”

Guindalera presenta "Tío Vania" en el Arniches

Guindalera presenta "Tío Vania" en el Arniches / INFORMACIÓN

Marc Llorente

Marc Llorente

Tío Vania

TEATRE ARNICHES DE ALICANTE

** ½ 

De Antón Chéjov. Versión y dirección: Juan Pastor. Producción: Compañía Guindalera

Es un drama, pero se ha querido hacer una comedia sobre el sentido trágico de la vida. En la nueva propuesta se mantiene lo esencial con notables cambios. Unos personajes narran lo que sucedió en una hacienda rural de la Rusia de finales del XIX. Y ese modo narrativo se repite a veces. No obstante, he ahí el realismo psicológico con la interiorización de los conflictos. Hechos pasados que no cambian. Que conforman la personalidad de cada uno. Si recordamos lo que ocurrió ayer, podemos cambiar el enfoque para que todo cambie de alguna manera. 

Ya hemos visto «Tío Vania» en otras ocasiones con su incómodo acomodo. Las cosas no se modifican por sí solas. El amor no correspondido, el matrimonio sin amor o el tedio. Esto ocurre en la realidad y en las obras de Antón Chéjov, cuya concepción teatral se opuso a los artificios posrománticos, lo que generó un nuevo concepto. Una nueva forma interpretativa. Tras el fracaso inicial del dramaturgo, llegó el éxito con el Teatro de Arte de Moscú y el maestro Stanislavski, creador de uno de los métodos de formación actoral más famosos, que se basa en la verdad escénica, en un tono de sinceridad. 

Luis Flor asume el papel que da título a esta obra, con fuerza verbal y convincentemente. Alejandro Tous y María, hija del responsable de la versión y dirección, Juan Pastor, componen una pareja con su atractivo. El reparto lo completan, a la altura de lo exigible, Gemma Pina, Aurora Herrero y José Maya. El profesor retirado y su segunda esposa. La hija de su primera mujer, el médico o el tío. 

Destapan sus pasiones, temores o resentimientos. La infelicidad compartida contribuye a difuminar las acritudes, y el gran diseño de iluminación de Raúl Alonso ubica a veces en un simbólico universo de estrellas. Se pretende abrir las puertas de la esperanza cuando ataca la desesperación. «¡Hay que vivir!», se dice. 

Un clásico intemporal estilizado y a la vez con excesiva duración y espesura. La Compañía Guindalera tiene una insigne trayectoria y tuvo sala alternativa en Madrid.