A soluciones, problemas

Pablo Ruz y Toni Pérez, durante la firma del protocolo del Palacio de Congresos.

Pablo Ruz y Toni Pérez, durante la firma del protocolo del Palacio de Congresos. / Áxel Álvarez

Gaspar Macià

Gaspar Macià

«Nada es, todo deviene».

Hegel (1770-1831), filósofo idealista alemán

Ya tenemos protocolo general de actuaciones para el futuro Palacio de Congresos de Elche. Lo rubricaron solemnemente el alcalde, Pablo Ruz, y su homólogo benidormí en funciones de presidente de la Diputación, Toni Pérez. Todo un paso adelante en este intrincado asunto, que ha atravesado numerosas vicisitudes desde que en 2018 el entonces jefe de la institución provincial, el popular César Sánchez, anunciara que la ciudad tendría «otro ADDA», como correspondía a su categoría de bicapital (sic) provincial. Dicho lo cual, se marchó poco después de diputado a Madrid dejándole la patata caliente a su sucesor, Carlos Mazón, quien tras varios encuentros y desencuentros con el alcalde socialista, Carlos González, dio otra vuelta y media a la cuestión y el auditorio inicial mutó a centro congresual, para no ser menos que Alicante.

El resto es historia viva contemporánea. González y sus coaligados de Compromís querían el palacio en el solar de Jayton para revitalizar el barrio de Carrús, hasta tal punto que un día que corría el alcalde por el lugar tuvo una visión (probablemente por efecto de una dilatación de los vasos sanguíneos del cerebelo) y se imaginó una avenida de Novelda llena de hoteles y restaurantes con menús especiales para congresistas. Propuesta que chocó con la oposición de la ídem y de amplios sectores de la sociedad ilicitana en general y del empresariado en particular. Visto lo cual y que la Diputación anunció que no daría un paso si no había consenso social y político (o en su defecto, un cambio de gobierno en el consistorio), el asunto estuvo atascado hasta que finalmente González donde había dicho Jayton dijo avenida de la Universidad. Sin embargo, los trámites y las sucesivas polémicas (expropiaciones, pagos, que si tú no haces nada, que si tú menos, que si eso no me lo dices en la calle y tal y tal) dilataron el proceso hasta la actualidad. Y aquí estamos, cinco años después.

Pero las cosas van a empezar a cambiar. Ruz y Pérez se sentaron a una mesa en el estrado del salón de plenos y rubricaron solemne y excelentísimamente el protocolo para avanzar a la siguiente fase del proceso congresual, si es que hubo otras antes. A algunos asistentes al acto les vino a la mente una imagen similar de hace algo más de dos años, cuando los firmantes en ese mismo sitio y lugar (en un atril negro en lugar de una mesa revestida de terciopelo rojo) fueron los entonces alcalde, González, y president del Consell, Ximo Puig, y el protocolo en cuestión era para reconocer la deuda histórica de 43 millones de la Generalitat con la ciudad por los terrenos de la UMH, que los respectivos sucesores han declarado prescrito, gratis et amore.

De acuerdo histórico fue calificado aquel protocolo por sus firmantes y, mira por donde, como otro acuerdo histórico ha sido presentado el de ahora. «Nada que ver aquello con esto, oiga. Aquello fue papel mojado y esto es papel secante, del que queda escrito», vino a argumentar Ruz. Un protocolo que viene a saldar (al menos en parte) otra deuda histórica, la de la Diputación con Elche, adujo a su vez Pérez, de quien por su procedencia extracapitalina cabe esperar una perspectiva más centrífuga y menos centrípeta de las inversiones provinciales.

El proceso, por tanto, ya está en marcha, y el Palacio de Congresos casi se toca. Al menos el alcalde ya lo visualiza y casi lo acaricia con la punta de los dedos, con ese pensamiento positivo que le caracteriza, que cuando lo escuchas hablar sientes irremisibles ganas de ir al solar a ver si es verdad que ya está construido. Y con una parada del Tram al lado. González veía hoteles, pero Ruz ve palacios de congresos y paradas de tranvía. El proyecto es ambicioso y acorde con lo que tiene que ser un complejo congresual que será (aseguran) un referente en el Mediterráneo occidental y parte del oriental. Pero, pese al entusiasmo de sus promotores, el camino que queda para su materialización se adivina largo y sinuoso, que diría Paul McCartney, con multitud de trámites administrativos por delante (impugnaciones o recursos aparte). 

Por no hablar de cómo se las ingeniarán en la Diputación para financiar (sola o en compañía de otros) las obras simultáneas de dos palacios de congresos (Alicante, con el proceso más adelantado, y Elche), cuyo importe global puede superar, según las estimaciones, los 100 (cien) millones de euros. Curándose en salud y bajando de las nubes al suelo, Ruz ya ha admitido que será inmensamente feliz si en los tres años que quedan de mandato ve entrar alguna máquina en el solar (descontando los coches que ahora aparcan en el lugar). Expectantes quedamos. 

Mientras esta y las otras dos grandes apuestas estratégicas de Ruz, la Ronda Sur y el Tram (¿y qué hay del eventual auditorio de Jayton?) avanzan según lo previsto (es decir, muy lentamente), el alcalde sigue fiel a su lema de «a problemas, soluciones» y con las mismas se plantó en Carrús al grito de «¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se trafica!». Bueno, no lo descubrió por sí mismo, pese a ser vecino del barrio (aunque de otra zona), sino por boca de moradores de las plazas de Barcelona y Madrid y alrededores. Dispuesto a acabar con esta situación, Ruz convocó ipso facto a las fuerzas de seguridad, salvamento y socorrismo, y anunció la apertura inmediata de un retén de la Policía Local en el lugar, como muestra evidente de que la apuesta por la seguridad en los recién estrenados distritos va en serio. 

Al nuevo subdelegado del Gobierno central, el socialista ilicitano Juan Antonio Nieves, le cogió a traspiés la presurosa convocatoria y, además de enfadarse y quejarse amargamente de que le pongan en un brete nada más estrenar despacho, no acudió porque estaba en otras cosas de agenda. Empero, días después se reunió él mismo con los vecinos en compañía de los más altos mandos policiales, para aportar sus (más y mejores) soluciones al problema. No prometió la apertura de un retén de los GEO, pero nada es descartable por el momento si la situación sigue así e incluso empeorara, si ello es posible. 

Porque, en esta cruzada contra el imperio de la droga y la inseguridad ciudadana en Carrús, no todo está dicho por ambas partes. ¿Habrá drones municipales? ¿Quizás vigilancia desde el aire con helicóptero? ¿Intervendrá la unidad canina? ¿Y la ciclista? ¿Tal vez la UME? Nada es descartable en este aparente pulso por el «y yo más». Cuando el barrio ilicitano más populoso se limpie de droga, traficantes, maleantes y facinerosos, ¿seguirá la ofensiva antinarcos en otros distritos? Todo será poco para una y otra parte (preferiblemente coordinadas y no enfrentadas) cuando se trata de hacer de Elche una ciudad libre de estupefacientes (ilegales). Adelante sin denuedo contra el crimen organizado.

Todo esto pasa aquí mientras unos científicos han dado a conocer el descubrimiento del agujero negro supermasivo más voraz que se ha descubierto hasta ahora: es capaz de engullir el equivalente a un Sol cada día terrestre y quedarse tan pancho. Y no solo eso, sino que aseguran los cosmólogos que el cuásar que envuelve a este monstruo del Universo es la entidad cósmica más brillante que jamás ha sido observada por humanos. ¿Se estará tragando J0529-4351 (así se le ha bautizado) a los coordinadores municipales de área que están desapareciendo tras el advenimiento del bipartito PP-Vox? Las ondas gravitacionales son muy traicioneras (y no digamos los neutrinos), capaces de operar cambios en las estructuras de los seres vivos e incluso en compuestos aparentemente impenetrables, como el funcionariado público. Seguiremos atentos al telescopio en busca de respuestas.