Universidades públicas versus privadas…

Biblioteca de la Universidad de Alicante.

Biblioteca de la Universidad de Alicante. / INFORMACIÓN

Carles Cortés

Carles Cortés

En las últimas semanas hemos ido conociendo algunos acuerdos del tejido social, económico e incluso de ámbito público con las universidades privadas de nuestro entorno. Así, por ejemplo, el lunes mismo se presentaba la Escuela de Salud de Sant Vicent del Raspeig con el CEU Cardenal Herrera (CEU). La Facultad de Ciencias de la Salud de esta institución, que ofrece los grados de Enfermería, Fisioterapia y Odontología, presenta diversas iniciativas de prevención que ahora se concreta en las cercanías de la Universidad de Alicante (UA) en temas como la glucemia-azúcar, tensión arterial y peso. Unas semanas antes se creaba la Escuela de Negocios entre esta misma universidad y la Cámara de Comercio de Alicante. Una iniciativa que arrancará en abril con sus primeros cursos de formación especializada por sectores y enfocada a las Pyme. Según leíamos en este mismo periódico “se quiere diferenciar este nuevo centro del resto de la oferta existente y atender a las necesidades específicas del tejido productivo de la provincia”, una adaptación clara a una realidad industrial formada por pequeñas y medianas empresas. La nueva Escuela de Negocios se ubicará en las nuevas instalaciones que la Cámara proyecta en el Centro de Negocios de Panoramis. La presentación contó con el presidente de la institución cameral, Carlos Baño, el rector del CEU, Higinio Marín, y el conselller de Educación, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira.

Dos iniciativas, pues, que evidencian la pérdida de liderazgo y de referencia social y económica de una universidad pública como la nuestra en su entorno más inmediato. En el caso de la segunda, además de la inversión privada de la Cámara de Alicante, la Generalitat Valenciana aportará un total de 1,5 millones de euros para el acondicionamiento general de las nuevas dependencias en el puerto donde se localizarán las aulas que utilizará la nueva Escuela de Negocios. Nadie puede dudar del interés de la colaboración entre instituciones públicas y privadas en aras al fomento del desarrollo de nuestra tierra, pero craso error si nos conformamos en ver escapar la posibilidad de la maltrecha Escuela de Negocios de la UA. Si esta unidad nació el año 1997 con la voluntad de fomentar la “relación permanente entre el mundo empresarial y la Universidad, con el propósito de acercar la formación a la realidad empresarial”, con esta iniciativa se le mantiene al margen de uno de los impulsores principales del tejido industrial de Alicante como es su Cámara de Comercio, quedando relegada a la gestión de algunos programas de postgrado de la UA como el Máster en Tributación, el de Argumentación Jurídica, el de Guitarra Clásica, el de Dirección y Gestión de Recursos Humanos, el de Dirección y Gestión de Empresas o el de Medicina y Enfermería Aerotransportada.

A todo ello, hay que sumar el acuerdo de la Universidad Europea de Valencia con la Escuela de Negocios Fundesem del pasado mes de mayo. Así, se ha creado el nuevo Campus de Alicante con el espacio compartido con la Escuela de Negocios FUNDESEM, arrendado por el IVACE. la Fundación, con esta premisa: “la Universidad Europea contribuirá a que Alicante siga reforzando su posición como polo de atracción y generación de talento nacional e internacional”. Un proyecto que lleva detrás la voluntad de esta universidad privada de ampliar las titulaciones del área de salud, con la creación de un hospital simulado o una clínica odontológica, de empresa y de derecho, con la voluntad de ofertar grados conjuntos a las dos instituciones. Hasta la fecha, FUNDESEM solo ofrecía oferta de formación en postgrados vinculados al mundo de la economía y la empresa. Con este acuerdo, diversifica, de mano de la universidad privada, su capacidad formativa con una clara competencia a las dos instituciones de enseñanza superior de nuestras comarcas, la Universidad de Alicante y la Universidad Miguel Hernández d’Elx.

¿Cuál es el grado de entendimiento que existe entre los centros de educación superior públicos y privados en Alicante? La relación institucional, como no podría ser de otra manera, es correcta, pero es obvio que todas compiten por lo mismo: convertirse en punto de referencia de un tejido empresarial que busca la formación para adaptarse a los nuevos retos de la actualidad productiva. Esta competitividad podría entenderse como satisfactoria para incentivar el desarrollo de las escuelas de negocios de todas las instituciones, aunque los últimos acuerdos realizados dejan a un lado universidades públicas como las nuestras. Habría que revisar la oferta de nuestros centros para que las empresas y las entidades que las agrupan encuentren en la gestión pública un modelo de innovación formativa que refuerce el liderazgo social de nuestras universidades. De lo contrario, seguiremos viendo pasar las oportunidades y acotando el papel de unos centros que deben revertir en la sociedad la inversión que esta reserva. No es cuestión de competencia, sino de incompetencia de unos frente a otros frente a las nuevas exigencias de nuestro día a día.