Opinión

Los nombres de Max

Maximo Huerta, en una terraza de París.

Maximo Huerta, en una terraza de París. / JAVIER OCAÑA

Uno de los primeros recuerdos de mi vida corresponde a la etapa de párvulos. Me negué en rotundo a participar en el número de teatro preparado en el fin de curso. Tímido como pocos, a mí lo que me apetecía era ser un hombre invisible. Estar sin ser visto, pero no perderme una. De ahí que me asombre el afán de notoriedad que practican algunas personas, todavía acrecentado con la edad. A estas alturas, yo sigo en mis trece: si hubiera conseguido desaparecer, entrar y salir, subir y bajar sin ser visto, empaparme de todo lo que me interesa sin que nadie se percatara de ello sería el ser más feliz del entorno.

Viene todo esto a cuento porque una vez realizado el balance de las comparecencias en el balcón fallero durante el largo ciclo de mascletás, el famoso que más ha atraído a las cámaras ha sido Máximo Huerta. Ojo, que es difícil conseguir el objetivo. Se trata de aprovechar esos diez segundos de oro que suceden al disparo: entonces el balcón es un plató. Pues hete aquí que ni Ana Rosa Quintana ni ningún político popular le hizo sombra. Huerta fue capaz de invisibilizar a la mismísima alcaldesa Mª José Catalá, algo que es todo un arte.

Por eso no hace mucho me refería a él recordando el jugo que le habría sacado a cada hora del día si hubiese sido ministro. Estira su agenda de escritor tanto como sus nombres. De gira con su novela es Máximo, en su programa de À Punt fue Màxim, en La Sexta junto a Albert Espinosa se llamó Maxi y en la próxima Feria del Libro de Alicante se anuncia como Max Huerta.