Opinión

El olvido no es concordia

Una de las fosas comunes en el cementerio de Alicante.

Una de las fosas comunes en el cementerio de Alicante. / INFORMACIÓN

Conocer la historia de un pueblo es lo que nos permite conocer los procesos y acontecimientos que forjan una sociedad. ¿Y qué puede haber de malo en esto? Pues poco y mucho, dependerá de la voluntad y la necesidad de alterar el relato que compone la Historia. Enterrar las políticas de Memoria Democrática ancladas en los Derechos Humanos y querer sustituirlas por una recuperación del relato histórico del franquismo es querer asegurarse de que la verdad no va a formar parte de ese relato que nos hace a todos más libres e iguales. Así que hay mucha voluntad en despreciar la memoria, que constituye la única arma efectiva que nos proporciona la democracia y el estado de derecho.

La extrema derecha campa a sus anchas en el ideario ideológico del Partido Popular allá donde gobiernan y en este tema tampoco está siendo ajena nuestra tierra. PP-Vox han presentado en Les Corts Valencianes lo que han llamado una Ley de Concordia, una ofensiva negacionista y revisionista que tiene como objetivo fundamental blanquear el franquismo y el régimen totalitario de la dictadura, con un fuerte tufillo a amnesia interesada. Acaba con la idea central que inspira la Ley 14/2017 de Memoria Democrática y para la convivencia de la Comunitat Valenciana: "Recuperar nuestra memoria democrática es la forma más firme de asentar nuestro futuro de convivencia, concordia y paz".

Son muchas las veces que me he preguntado ¿qué espacio de incertidumbre y desprecio podía generar interpelarnos como sociedad democrática para saber quiénes somos y qué queremos ser? Se recoge en la Ley vigente actualmente que "la Memoria es la única arma efectiva que nos proporciona la democracia y el estado de derecho frente al mal irracional e incomprensible". ¿Qué hay de malo en esto?

La verdad nos hace ser más tolerantes. Hablar del pasado no es instalarse en el revanchismo. Nuestra historia nos permite, desde el presente y desde la verdad, poder tener un futuro mejor. Nuestro sistema democrático es fruto del esfuerzo y sacrificio de toda una generación y de un amplio compromiso social y político de la sociedad española, que sufrió enormemente durante una guerra que trajo cuarenta años de represión consecuencia del régimen de la dictadura. ¿Vamos a revisar esto? ¿Vamos a reescribir la historia reciente de este país?

Estamos ante una retórica justificativa de un fin inexplicable, en una democracia avanzada como es la nuestra. Borrar la memoria democrática, invisibilizar a las víctimas del franquismo, aniquilar las políticas públicas de memoria, falsear un espacio temporal histórico, …, son muchas cosas, pero desde luego lo que no puede ser es concordia. La sociedad valenciana es lo suficientemente madura y está asentada en un ordenamiento constitucional y autonómico consolidado. Puede perfectamente afrontar la verdad y la justicia sobre su propia historia, y lo hace desde la convivencia, la concordia y la paz. El olvido no es una buena opción para avanzar en democracia, no se puede construir un futuro sin memoria de nuestro pasado reciente.

Se inicia un camino duro, en el que son muchas las familias que de nuevo temen que la historia de muchas vidas sea silenciada y olvidada. Diana Morant, secretaria general del PSPV-PSOE, ha anunciado que "con la Constitución en la mano, defenderemos la historia de nuestro país frente a quienes quieren borrarla" en ese lugar estaremos.

"Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia" (José Saramago).