Opinión

Engañar al consumidor

Una finca de limoneros con todos los limones por el suelo.

Una finca de limoneros con todos los limones por el suelo. / Información

«Las cifras de 2024 suponen que día sí día también se frena algún lote de cítricos turcos o egipcios por plaguicidas» 

No es la primera vez que denunciamos este asunto. La cuestión, lejos de atenuarse, se hace más grave. Diariamente la estadística oficial del RASFF (Rapid Alert System Feed and Food) en materia de seguridad alimentaria renueva cifras, ofreciendo alertas sobre -en muchos casos- partidas de frutas y hortalizas en las que se detecta la presencia de pesticidas en proporción superior a la permitida (al Límite Máximo de Residuos, LMR) cuando no son fitosanitarios prohibidos los que se confirman en las fronteras europeas. Diariamente pues nos armamos de razones para exigir responsabilidades a la CE por la pasividad que está exhibiendo en un tema de salud pública, como es el caso. 

El conflicto afecta particularmente al sector citrícola, a Turquía Egipto concretamente. De enero hasta el pasado 11 de abril, Turquía acumula 30 notificaciones (7 en pomelos, lo mismo en naranjas, 11 en limones y 5 en mandarinas) mientras que Egipto registra 25 (23 en naranjas y 2 en mandarinas). En ese mismo plazo pero de 2023 las cifras, con ser muy preocupantes, eran más bajas: 21 y 14 rechazos, respectivamente. Desde hace más de un lustro que los cítricos turcos van a más en número de alertas; Egipto -que no parecía tener problemas recurrentes a este respecto- comenzó a sufrirlos en 2021 y pronto superará a Turquía. 

Las cifras de 2024 suponen que día sí día también se frene el acceso a la UE de algún lote de cítricos turcos o egipcios por problemas de plaguicidas. Durante estos algo más de tres meses, la única medida de especial vigilancia que la CE tomó considerando los peligrosos antecedentes fue ordenar la analítica obligatoria en frontera del 30% de los limones y del 30% de los pomelos de Turquía y del mismo porcentaje de naranjas de Egipto.

¿Qué ocurrió con el 70% restante?; ¿Cuántos miles de toneladas de naranjas o mandarinas turcas contaminadas -no inspeccionadas y sobre las que no hay cuota mínima de control- se cuelan cada día? Casi la mitad de las alertas desatadas por estos cítricos saltaron por la presencia de un producto prohibido en la UE, clorpirifos. Este insecticida de amplio espectro (válido contra muchos patógenos locales) era, además, la única alternativa eficaz contra otra plaga foránea, ‘el cotonet’ de Sudáfrica. La deslealtad de permitir su uso en la fruta que se vende en la UE no sólo se da con los consumidores, a costa de su salud, sino también con los agricultores europeos a los que se les deja sin las armas que sí poseen sus competidores.