Opinión | Tribuna

El salvador que quiere convertirse en verdugo

Juan Carlos Ramírez, propietario del Alcoyano

Juan Carlos Ramírez, propietario del Alcoyano / INFORMACIÓN

Juan Carlos Ramírez fue recibido a su llegada al Alcoyano con una alfombra roja, convertido en el salvador de un equipo sobre el que pesaba la amenaza de la desaparición. Sabíamos en Alcoy de la fama que le precedía por sus abruptos pasos por otros clubes, pero hay momentos en los que te agarras a un clavo ardiendo con tal de que el equipo de tus amores siga prolongando su legendaria historia por los estadios españoles. Así que, a cambio de su aportación económica, pasamos por alto su forma personalista de dirigir a la entidad, el encarecimiento de los abonos, el distanciamiento con la masa social, la desaparición de la sección femenina... hasta que llegados a este punto, ha mostrado su cara más despiadada, anunciando que los blanquiazules van a jugar la próxima temporada en Tercera RFEF, por el simple hecho de que es el propietario y hace y deshace a su antonjo.

Argumenta que Alcoy no puede tener un equipo en Primera RFEF porque la afición no ha respondido, cuando es el principal patrimonio del club. Porque los empresarios no apoyan, cuando han sido, junto a los socios, los que han sostenido a la entidad en sus 96 años de historia. Porque el Ayuntamiento tampoco acompaña, cuando, entre otras cosas, el equipo sigue vivo gracias a que en su momento municipalizó el campo del Collao. Porque las instalaciones no son adecuadas, cuando se ha llegado a jugar hace dos días en Segunda División con incluso menos dotaciones.

No nos engañemos, el señor Ramírez ha tomado esta decisión porque quiere demostrar que es el dueño absoluto del club y porque desde La Nucía le han llegado cantos de sirena. Desde su profundo desconocimiento de lo que es el Alcoyano, lo ha tomado por un juguete con el que puede hacer lo que le plazca, dejando a los pies de los caballos a una entidad histórica y despreciando el sentimiento de toda una ciudad que, eso sí, haciendo gala de su legendaria moral y como ya ha anunciado el alcalde, no va a ponerle nada fácil que acabe saliéndose con la suya.