Hace poco una ex trabajadora de Facebook sacaba a la luz un estudio efectuado por la compañía, donde se mostraban datos alarmantes sobre el efecto que Instagram y Facebook tienen sobre los adolescentes.

Es inquietante saber que muchísimos jóvenes nos sentimos con la necesidad de conseguir la vida perfecta que los influencers muestran en sus redes sociales. Creemos que eso es a lo que debemos aspirar y nos insta a desarrollar inseguridades que pueden desencadenar serios problemas de salud, tanto físicos como mentales.

Es un hecho que vivimos en una sociedad regida por la supremacía de las redes sociales y los cánones de belleza impuestos por los usuarios de estas. El problema está en la falta de una regulación que evite desarrollar estos problemas de salud y que proteja así a los niños y adolescentes que son más vulnerables a los efectos negativos de las redes.