Incompetencia de la concejala de Acción Social

Julia Llopis observando a los manifestantes desde una ventana del Consistorio

Julia Llopis observando a los manifestantes desde una ventana del Consistorio / JOSE NAVARRO

Jose A. Lobo Soria

El pasado jueves, con motivo de la manifestación convocada por los centros de mayores, reivindicando la reapertura de los centros mientras se celebraba un pleno, el Ayuntamiento mostró una vez más su incompetencia en la gestión de estos. Y es que donde no hay, no se puede sacar.

Es una vergüenza que la responsable de la concejalía Julia Llopis diga que la manifestación de los mayores “es como un taller y eso les da vida. ¿Acaso insinúa que nos manifestemos todos los días frente al Ayuntamiento para hacer ese “taller?”, ¡¡¡o no sabe lo que ha dicho!!! A esta señora le falta sensibilidad y no es apta para ocupar esta concejalía de tanta responsabilidad y suma delicadeza. A diferencia de sus antecesores Asunción Sánchez Zaplana o Antonio Ardid Muñoz, estos si que sabían hacer las cosas bien y dejaron el listón tan alto que ninguna de las sucesoras estuvieron a su altura y menos la que ahora nos representa. Váyase señora Llopis, váyase.

La justificación por su parte, es que las restricciones responden al cumplimiento del protocolo anti-covid que marca la Conselleria de Sanidad, sin embargo, existe un agravio comparativo dado que los centros se abren para las asociaciones que realizan actividades con ánimo de lucro con personas de cualquier edad y en cambio no se permiten las actividades de las personas mayores, para recuperar la vida social, que a ellos están destinados los centros principalmente.

Por último, recordar que el Ayuntamiento tiene que cumplir con el artículo 50.2 de la Constitución Española y la Ley 5/1997 de 25 de junio de la Generalitat Valenciana por la que se regula el Sistema de Servicios Sociales dirigidos a la tercera edad, así como el fin de las restricciones decretadas por la Generalitat Valenciana el pasado 9 de octubre.

Somos un colectivo mayor con la energía suficiente para movilizarnos si se ven mermados nuestros derechos.