La presidenta madrileña está instalada en un populismo insumiso contra el Gobierno central que ha sumergido a todo su gabinete en un juego insensato porque, insólitamente, le otorga votos. No es responsable insinuar que el Gobierno es ilegítimo y que por eso hay que desobedecer. Daña la actividad y calidad democrática.

Así, mientras ella llama a la insubordinación –«Madrid no se apaga»–, su vicepresidente Ossorio, que tiene mucho dinero colocado en fondos de inversión vinculados a compañías energéticas, manipula y miente incitando a la rebelión –«si apagan 10 segundos cumplirán con la Ley»–. ¿Qué parte de “mantener apagado” no han entendido?

Si, en vez de atacar por atacar, se hubiesen leído el Decreto, verían que la mayoría de sus dudas están recogidas y aclaradas en la letra pequeña.