Democracia y juventud

Foto de archivo

Foto de archivo / ShutterStock

Ángela Pérez Angulo

Frecuentemente se acusa a los jóvenes de no poseer valores. Suele afirmarse que no respetan los valores tradicionales y que su comportamiento es socialmente inadecuado.

A menudo se vierten opiniones desde diferentes instancias relacionadas con los jóvenes y su conducta aparentemente contraria a las pautas que socialmente se aceptan como mayoritarias y como deseables. Sin embargo, aunque a simple vista pudiera parecer lo contrario, no está tan claro que los jóvenes encarnen valores muy diferentes a los que dominan en la sociedad en la que viven.

La sociedad española actual podría caracterizarse por valores como el hedonismo, el individualismo, el relativismo, el culto al cuerpo, la sensibilidad ecológica, la ausencia de compromisos sociales, el consumismo, la incredulidad y desconfianza hacia los poderes públicos, etc. Así las cosas, lo cierto es que los jóvenes son un fiel reflejo de la sociedad en la que han nacido y crecido.

Entonces, si los jóvenes son tan parecidos a la sociedad que les ha visto nacer, si son tan parecidos a los adultos que critican su comportamiento, ¿por qué se les atribuye la tan repetida falta de valores?, ¿por qué se habla de crisis de valores cuando se hace referencia a las características de la cultura juvenil?, ¿por qué, entonces, se produce el conflicto generacional o la confrontación entre jóvenes y adultos, entre los hijos y sus padres?

Esa confrontación se produce fundamentalmente en los entornos en los que se mueve el joven cotidianamente: la familia, sobre todo, o el centro formativo. Sin embargo, ese conflicto cotidiano no es más que el reflejo del que se produce a nivel general entre el mundo juvenil y el mundo adulto.

Además de ser una de sus señas de identidad, los jóvenes son los protagonistas privilegiados del tiempo libre y las actividades de ocio que se realizan durante el mismo. Por su edad y condiciones de vida, es el sector poblacional que más posibilidades presenta para disfrutar del ocio porque poseen autonomía y libertad y porque no están sujetos aún a las obligaciones de la vida adulta.

Por eso importante para ellos poder pensar libremente, informarse, ser escuchados y que se tenga en cuenta su opinión.

Gracias por este espacio de reflexión.